The Deliberate Church/Decision Making: How to Talk About It/es

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Introducción

Los momentos más candentes y divisivos en la vida de la iglesia a menudo vienen en los momentos de toma de decisiones críticas. He visto a iglesia dividirse porque el pastor no sabe como defender una convicción o un método con humildad, o porque no reacción con gracia cuando los otros están en desacuerdo con él. Es también común para los líderes que no son del personal ser arraigados en sus opiniones o posiciones de influencia que terminan trayendo más daño que bien a la mesa de toma de decisiones. Estos problemas, claro, tienen que ver en gran parte con el carácter de los hombres. Pero los problemas en la toma de decisiones también tienen que ver en como los líderes ven la responsabilidad y el privilegio del liderazgo.

A hemos tratado sobre que habar en las reuniones de acianos. Ahora necesitamos pensar más bíblicamente acerca de cómo hablaremos acerca de estos asuntos, y como entendemos y contribuimos al proceso de toma de decisiones.

El Rol del Pastor

Algunos pastores disfrutan del papel de presidir la reunión de ancianos, mientras que otros lo odian. La verdad del asunto es que el pastor principal no necesariamente necesite preside todas las reuniones de ancianos. De hecho, probablemente sería mas sano rotar las responsabilidad presidir anualmente ó, un año si, y otro no.

Una de las consecuencias más saludables de que el pastor principal no presida las reuniones de ancianos es que comunica a los demás ancianos que el pastor no esta empeñado en aferrarse al poder, y que él no esta viendo el pastorado como un puesto de oficial de jefe de gobierno. Los pastores que se sienten que ellos deben de presidir las reuniones de ancianos están comunicando algo de su propio carácter y estilo de liderazgo. Simplemente no es bueno para los ancianos como cuerpo que el pastor se sienta amenazado al permitir que alguien más de entre ellos dirijan, o si el cree que la Escritura enseñe que el debe presidir la reunión con el fin de dirigir apropiadamente.

Las forma más san para el pastor de verse a si mismo en las reuniones de ancianos es una forma de primero entre iguales. El no necesita afirmarse en sus propias opiniones en cada asunto. El no necesita sentir que sus ideas siempre deban ser implementadas, mucho menos debe sentir que los otros ancianos deben “obedecerle” personalmente. La autoridad del pastor es obtenida y declarativa. En otras palabras, el pastor tiene autoridad solo en la medida en que lo que diga sea fiel al Mensaje del Único que lo ha enviado.

Así que, aun siendo yo el pastor principal de nuestra iglesia, no presido las reuniones de ancianos (o las reuniones de los miembros, en dado caso). Existen aun temas de los que hablamos como ancianos que notablemente no tengo peso en ellos. ¡Algunas veces me abstengo de votar! ¿Por qué? Principalmente porque quiero que los ancianos que no son del personal conozcan el ministerio juntos, pero también porque quiero protegerlos de ser muy dependientes de mis opiniones, o de medir sus comentarios en lo que piensan que voy a decir. No quiero un corto circuito en la pluralidad de nuestro liderazgo. De hecho, quiero realmente destetarlos del depender de mí tan rápido como sea posible para que no sean de manera impropia dependientes del personal de tiempo completo para el liderazgo de la iglesia. Si algo me sucediera, quiero que sean capaces de continuar guiando la iglesia sin perder un paso.

La autoridad pastoral es como un jabón –entre mas lo uses, menos dejas. Lo que estoy recomendando, pues, es un liderazgo bíblico fuerte con una mano ligera. Guíe con la Palabra, a través de una fidelidad bíblica de su predicación expositiva y un contenido bíblico de cantos que entonen juntos en la adoración corporativa. Al dejar las Palabra al frente y al centro, comenzará a formar a las personas sin necesidad de que usted ejercite su autoridad o peso en exceso en cada decisión que es tomada. Sin duda, usted necesita guiar, u usted puede estar en silencio en todo. Pero guíe con la Palabra, no solo con la fuerza de su personalidad o con sus opiniones.

Una palabra especial para los pastores principales: es un privilegio especial ser el Timoteo en Efeso, el principal predicador o el pastor-maestro (lo llamamos “pastor principal”). Más que nadie más, mi enseñanza de la Palabra de Dios moldea la vida de la congregación. El ministerio de los otros ancianos refina, refleja y reproduce este ministerio principal de enseñanza; no dificulta lo que Dios me ha llamado a hacer en esta congregación –sino que ayuda.

Hablando Amablemente

He aquí algunas cosas en que pensar cuando considere dirigir o participar en las reuniones de ancianos.

Humildad. “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo” (Fil. 2:3). Esta es la primera y probablemente la más importante regla para cultivar reuniones de ancianos saludables y fructíferas. El orgullo intelectual y espiritual corroen los liderazgos de ancianos. La humildad genuina es un amortiguador incorporado –desactiva tanto la actitud ofensiva de algunas ideas positivas así como la actitud defensiva que algunos críticos puedan por el contrario suscitarse. La ausencia de humildad es a menudo un detonante de las reuniones de ancianos. Hable y escuche con humildad.

Autorización bíblica. “La exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples” (Sal. 119:130). Tanto mas sea posible, tenga razones bíblicas por las cosas que sugiera. No solo juegue en el campo de la lógica, de la personalidad o del penacho del liderazgo. Especialmente en los primeros años de un liderazgo de ancianos, haga la paz y edifique confianza en su liderazgo entre los otros ancianos arraigando su sabiduría en a sabiduría de Dios. Usted debe modelar antes de que pueda esperar verlo en los demás.

Paciencia. “Redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” (2 Tim. 4:2). Apresúrese, pero hágalo lentamente. Si usted es el pastor, entonces es mas probable que usted sea el que este pensando en la organización de la iglesia y la estructura mas que cualquier otro en la iglesia. Tan correcto como usted pudiera ser, se ha tomado un buen rato en llegar ahí ¿no es así? Dios le ha dicho pacientemente los elementos y las formas de salud de la vida de la iglesia. De tiempo a la congregación y aun a los otros ancianos para convencerse y reconocer una visión bíblica para la iglesia. Vaya a un paso que la congregación pueda hacer con usted. Acostúmbrese a pensar en términos de años más que en semanas o meses. Mantendrá su cordura pastoral –créame.

Disposición a ceder. “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.” (Santiago 3:17-18). No divida la iglesia sobre los asuntos que no son fundamentales para el evangelio o el ministerio de la iglesia. No tenemos opción sino estar firmes en la deidad de Cristo, la expiación substitutoria, la realidad de los milagros testificados por Cristo, Su resurrección física, y la autoridad, inspiración e inerrancia de la Escritura. También hay, claro, asuntos que no son “temas de la salvación” que son igual de importantes para la vida de la iglesia. Pero aun en estos asuntos importantes pero no sobre la salvación, debemos ceder si parece que si presionamos insistentemente fracturaremos innecesariamente la iglesia.

Dar y recibir ánimos y crítica santa. Esta es una habilidad que muy pocos pastores han desarrollado deliberadamente entre los líderes de la iglesia local. Mejorar la mecánica y el soporte de su iglesia viene solo a través de crítica constructiva y ánimos. Provea un tiempo periódico para los líderes de confianza para dar retroalimentación piadosa, dócil, pero directa en los servicios semanales, en sus sermones, en las oraciones o en las lecturas de la Escritura, en los otros líderes, en las reuniones administrativas de miembros, y aun en las reuniones de ancianos. Proveyendo ese tiempo periódico –ya sea semanal, quincenal o mensual- ayudará a mejorar los sentidos espirituales de sus líderes, dándoles práctica para animar y mejorarlo, y darle práctica en recibir aliento y crítica piadosa.

Humor. Como pastor, sería fácil tomarse usted mismo muy en serio. ¡Resista la tentación! Solo somos personas, y todos lo saben. Aun el mejor de los hombres sigue siendo hombre. La sonrisa es una de las mejores maneras para desarrollar una compenetración común, y mantiene alegres, humildes y agradables tanto a las reuniones de ancianos como a las reuniones administrativas.

Guardando Orden

Las discusiones en las reuniones de ancianos necesitan ser manejadas en una manera ordenada. En nuestra experiencia, hemos encontrado que la mejor manera de comenzar a tratar un asunto es presentando un memorando de una página una semana o dos antes de la reunión a todos los ancianos para que la miren previo a la reunión. Esta disciplina permite a cada anciano tener al menos unos días para reflexionar sobre el asunto antes de pedirle que diga su opinión.

Un buen memorando incluye una propuesta clara o petición para hacer y ser tomada por los ancianos. De esta manera, cuando una petición viene al cuerpo de ancianos, es solo “propongo que respaldemos a los misioneros internacionales” mas que “propongo que usemos esta línea de presupuesto para apoyar este grupo en particular de misioneros internacionales con esta cantidad en particular de dinero para este tiempo en particular”. Las peticiones específicas son siempre fáciles de votar para los ancianos que las que son ambiguas, porque el cuerpo de ancianos es un cuerpo deliberante –está diseñado para tomar decisiones colaborativas. Entre mas clara sea la decisión que se le pida al cuerpo tomar, mas fácil es para el cuerpo tomar la decisión respecto eso. Así que antes de llevar un asunto para discusión, es sabio ser claro en su pensamiento acerca de que le esta pidiendo exactamente a los ancianos que decidan.

Una vez que el memorando es escrito y distribuido, se pone en la agenda para la siguiente región de ancianos. Pero cualquier petición debe ser secundada por otro anciano con el fin de ser discutida. Así que, cuando se toma el asunto a discusión, el moderador o el que preside la reunión articula la petición específica y pide si hay algún otro anciano que quiera secundar la petición. Una vez que la petición es secundada, el presidente pregunta: “¿Hay alguna discusión?” en un cuerpo pequeño de ancianos, el que preside puede tomar un enfoque más colegial pidiendo las opiniones a cada anciano individual. En un cuerpo grande, este enfoque colegial es impráctico, así que el presidente normalmente alterna preguntando entre el grupo completo por sus opiniones en pro o en contra de la petición, hasta que el presidente decide que la discusión se ha ido de un lado a otro por tiempo suficiente y debe tomarse una decisión. Hasta este punto el presidente simplemente cierra la discusión y toma el voto.

Note bien, sin embargo, que cada anciano difiere en cuanto a que tanto tiempo esta dispuesto a entretenerse con varios temas. Y si usted rota el presidente de la reunión (quien modera la discusión), entonces cada presidente tendrá asuntos en particular por los cuales quiera hacer más (o menos) larga la discusión. No todos los ancianos pesarán los mismos asuntos con la misma gravedad, así que no todo presidente facilitará la misma discusión en la misma manera. Esto es pare de la razón que una pluralidad de ancianos es tan valiosa –la pluralidad contribuye al balance. Pero también es parte de la razón de que una pluralidad de acianos presume la paciencia de los ancianos. Cada uno debe ser paciente con los demás, y cada uno debe sabe cuando claudicar para el bien del grupo.

Votación

Las decisiones colocadas ante los ancianos se hacen por medio de la votación. E nuestra iglesia, cada anciano tiene un voto, incluyendo el pastor principal. La unanimidad entre los ancianos es requerida solo cuando se vota para las nominaciones de ancianos, y aun este requerimiento no esta en la constitución de de nuestra iglesia. Es un simple asunto de prudencia práctica. El voto del pastor principal naturalmente conseguirá más respeto ya que el es el que más maneja la Biblia, pero no hay necesidad de formalizar ó cuantificar ese valor –encontrará un valor justo de mercado cuando los otros ancianos aprendan cundo el pastor principal es bueno y cuando necesita ayuda.

Aquí es cuando la partida se cruza en el camino, porque es cuando la humildad de cada anciano es probada. En casi todas las reuniones de ancianos, uno de los ellos será rechazado por mayoría de votos en un asunto en particular. ¡Yo mismo he sido rechazado por mayoría de votos sobre un asunto en particular! ¿Cómo responderá cuando esto le suceda a usted, quizás una y otra vez? ¿Se volverá frustrado y enojado? O ¿Ejercerá paciencia y humildad, reconociendo y valorando la sabiduría de los otros ancianos, y sabiamente aceptará su consejo, aun cuando le podría causar roces de una manera equivocada al principio? “Mas con los avisados está la sabiduría” pero “Mas el que aborrece la reprensión es ignorante” (Prov. 12:1; 13:10). Así que mantenga sus expectativas generosamente. Hace menos problemática la experiencia de ser rechazado por mayoría de votos, lo cual ayuda a prevenir conflictos innecesarios y a preservar la unidad.

Lectura Recomendada para la Sección 4

ACERCA DE LOS ANCIANOS

Dever, Mark. A Display of God’s Glory (Una Manifestación de la Gloria de Dios) (Washington, D.C.: 9Marks Ministries, 2001).
Dickson, David. The Elder and His Work (El Anciano y Su Obra) (Phillipsburg, N.J.: Presbyterian & Reformed, 2004).
Newton, Phil A. Elders in Congregational Life: A Model for Leadership in the Local Church (Ancianos en la Vida Congregacional: Un Modelo para el Liderazgo en la Iglesia Local) (Grand Rapids, Mich.: Kregel. 2005)
Piper, John. Biblical Eldership (Liderazgo de Ancianos) (Minneapolis: Desiring God Ministries, 1999).
Alexander Strauch Biblical Eldership: An Urgent Call to Restore Biblical Church Leadership (Liderazgo Bíblico de Ancianos: Un Llamado Urgente a Restarurar el Liderazgo Bíblico de la Iglesia) (Littleton, Colo: Lewis & Roth, 1995).

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