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 Romanos 3:19-20

 Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; 20ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

Todo el Mundo Bajo el Juicio de Dios

Es apropiado que lleguemos al final de esta gran sección acerca del pecado universal y la culpa el domingo antes del Viernes Santo. El Viernes Santo fue cuando Jesús murió por nuestros pecados. Y todo lo que hemos estado examinando en el libro de Romanos durante el último año, es para mostrar cuan necesaria, y cuan hermosa son las Buenas Nuevas de que Jesús murió por nosotros. Y, a medida que dedicamos un mensaje más a está sección, esperamos que el mismo sea para usted una profunda obra de preparación para el evangelio en su vida. Que le haga amar el evangelio. Que le haga danzar de gozo porque no es solo un pecador, sino un pecador salvo. Que haga de usted un evangelista (un mensajero de perdón y de esperanza) para todo aquel que conozca.

Recuerdan que la última semana llegamos a Romanos 3:9 y a la gran declaración resumen: “¿Somos nosotros [los judíos] mejores que ellos [los gentiles]? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado”. Todo el mundo está bajo pecado. Todos están bajo el dominio y poder del pecado. Después, en los versículos 10 al 18, vienen seis citas del Antiguo Testamento para respaldar que no hay justo, ni aun uno.

Y ahora vienen las últimas declaraciones a modo de resumen en los versículos 19 al 20. Y están llenas de importantes implicaciones para nuestras vidas y para el mundo completo. Esta es una de las cosas grandiosas acerca del CRISTIANISMO. No es una religión estrecha, provinciana o trivial. Declara cosas que tienen que ver con el mundo completo. “ero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios” (versículo 19). Es posible que la ley sea escrita para un pueblo específicamente, los judíos, pero el propósito de la ley es cerrar todas las bocas y hacer que el mundo entero quede bajo el juicio de Dios (o sea culpable ante Dios).

Implicaciones

He aquí algunas de las implicaciones a las que regresaremos después:

1) Todos en el mundo son culpables ante Dios.

2) Ninguna boca en cualquier parte del mundo (desde la tribu primitiva, hasta la sala de conferencia de la universidad) será capaz de levantar una objeción legítima contra el juicio de Dios. Toda boca será cerrada.

3) Las bocas que levantan objeciones contra Dios ahora, un día serán silenciadas. Todas las bocas serán cerradas.

4) Por tanto, no teman la voz del hombre. Todas sus protestas cesarán. Témanle a Dios.

5) Recuerden que sus propios corazones son pecaminosos y que sus propias bocas serán calladas, así que, mientras haya tiempo todavía, vuélvanse a Cristo y, como dice el versículo 22, reciban “la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él” ¿Ven ese gran momento decisivo en los versículos 21-22? “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia”.

Los Pasos del Argumento de Pablo

Pero antes de que reflexionemos acerca de algunas de estas implicaciones más de cerca, razonen conmigo acerca de la forma en que Pablo une sus pensamientos en estos dos versículos (19 y 20). Estos asuntos del pecado y de la ley y de la justificación son más importantes que cualquiera de las cosas que usted oiga en las noticias hoy. Y si consigue que estos grandes asuntos queden grabados en su cerebro y tallados en su corazón, será un cristiano fuerte, sólido, duradero, profundo, y feliz.

En esta explicación pueden ver cuatro pasos muy claramente debido a la forma en que Pablo une sus pensamientos.

Paso 1: Versículo 19a: “Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley”. Así, los primeros y principales oidores de la ley de Dios son los judíos que han sido llamados a recibir la palabra de Dios (3:1).

Paso 2: versículo 19b “…para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios”. El objetivo y efecto de hablarle a un pueblo escogido y privilegiado (los judíos) es cerrar las bocas de todos los pueblos.

Paso 3: Versículo 20a: “[todas las bocas son cerradas] ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él”. Es por esto que todas las bocas son cerradas. Regresaremos e intentaremos explicar por qué es esto.

Paso 4: Versículo 20b: “[por las obras de la ley ningún ser humano será justificado]…porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”.

Por Medio de la Ley es el Conocimiento del Pecado

Labremos ahora nuestro camino de regreso a través de este texto para ver cómo funciona cada parte de este argumento: “…porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado” ¿Qué quiere decir esto? Ustedes podrían pensar: Bueno, es fácil, significa que la ley nos habla del pecado; nos enseña qué es el pecado y nos muestra cómo vivir y cómo no. La ley dice, “No mentirás…No robarás…No matarás…” y así sigue.

Pero no creo que sea eso lo que signifique. Porque ese significado no dejará que el argumento funcione. El versículo 19b es la razón que explica el 19a. Probémoslo entonces: ‘Por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque la ley enseña qué es el pecado. Porque la ley nos enseña a no robar, a no mentir, a no matar’. No creo que esto funcione. El hecho de que la ley nos enseñe qué es el pecado, no nos muestra porque no podemos ser justificados por las obras de la ley. En el versículo 20b tiene que haber más que una mera información acerca de la ley.

Podemos verlo en Romanos 7:7-8, “¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley [Nota: he aquí lo que significa Romanos 3:20b: la ley trae consigo el conocimiento del pecado]; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. 8Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto”. Es decir, sin ley el pecado descansa, en un amplio sentido, inactivo e irreconocido.

Aquí está: Por medio de la ley es el conocimiento del pecado (3:20b lo dice); ¿Cómo? Bueno, cuando la ley se encuentra con un corazón no regenerado (es decir, una persona sin el Espíritu Santo y sin fe), el efecto es que la misma muestra la rebelión que yace en nuestros corazones; hace que nuestra rebelión contra Dios y su ley, sea conocida; la ley produce esto. El pecado se levanta en la presencia de la ley y se muestra a sí mismo con vivos colores.

Es como un adolescente que va al buzón a recoger la correspondencia. La trae para adentro de la casa y la pone sobre la mesa. Hecha un vistazo, no encuentra nada para ella, y comienza a retirarse. No hay ningún deseo malsano aquí, ¿Bien? Pero luego nota en la parte superior de una de las postales las palabras: ‘¡sólo para los padres!’. Repentinamente surge un deseo por leer la postal. ¿Son esas palabras en la postal, pecado? No. Pero por esas palabras viene el conocimiento del pecado. De repente lo que yacía inactivo en el corazón, se muestra para estar ahí realmente (el deseo de leer lo que no se debe leer).

Así ocurre con la ley. Levanta la resistencia en cualquier parte del corazón que el Espíritu Santo no gobierne. Recuerden de algunas semanas atrás: Ley - Espíritu = Letra. Y la letra mata (cf. Romanos 7:6; 2da a los Corintios 3:6).

Por las Obras de la Ley no Hay Justificación

Ahora podemos ver la conexión con el paso tres de la explicación de Pablo (3:20a). “por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él” ¿Por qué? Porque donde quiera que la ley se encuentre con un corazón no regenerado (sin el Espíritu), despertará resistencia, no fe. Ella provoca el pecado, no lo vence, lo muestra, hace que sea conocido: “porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”. Así que la ley no trae consigo justificación, trae condenación. No pone a nadie a bien con Dios porque no tiene el poder para hacer eso. ¿Por qué? ¿Por qué la ley solo saca a colación nuestra pecaminosidad y la hace más evidente? ¿Por qué no tiene poder para traer, o dar justicia?

La respuesta la encontraremos en Romanos 8:3: “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne”. Note: La ley no es defectuosa en sí.

Pero Romanos 8:3 dice, es débil por la carne, o sea, a causa de nuestra condición no regenerada. Es por eso que, por las obras de la ley, nadie va a conseguir estar a bien con Dios. A la ley sin el Espíritu se le llama “letra” y la letra mata (2da a los Corintios 3:6). Por si sola la ley solo trae consigo pecado, no fe, y cuando lo hace, produce muerte, no vida (Romanos 7:9-10). De modo que la ley no puede justificarnos, solo puede condenarnos; a no ser que Cristo cargue con nuestra condenación y derrame al Espíritu sobre nuestras vidas Ya tenemos los pasos tres y cuatro: La ley despierta el pecado, no la fe, cuando se encuentra con carne natural (el corazón no regenerado); y por tanto, por las obras de la ley nadie será justificado. La ley no puede hacerlo. La ley es débil por la carne (Romanos 8:3).

Por Medio de la Ley Vino el Conocimiento del Pecado

Ahora bien, todavía retrocediendo en el argumento de Pablo, ¿Cómo estos dos pasos (3 y 4) nos ayudan a entender en el versículo 19 los primeros dos pasos en el argumento o explicación de Pablo? En el versículo 19 había dicho que “todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios [literalmente: culpable ante Dios]”.

Los judíos han tenido tantas ventajas espirituales sobre los demás pueblos, que si alguien pudiera beneficiarse de la ley de Dios, si alguien pudiera ser justificado por medio de la ley de Dios, entonces seguramente serían ellos. Pero no fueron justificados por las obras de la ley. ¿Por qué? Porque por medio de la ley vino el conocimiento del pecado (la ley era débil por la carne), solo despertaba pecado y rebelión, no fe (Romanos 8:7-8; 9:32).

Si esto fue lo que ocurrió entre el pueblo que tenía las más grandes ventajas; si los judíos son tan pecadores que la “santa”, “justa”, “buena”, y “espiritual” “ley de Dios” (Romanos 7:12,14) puede, por sí sola, despertar pecado y rebelión, en lugar de fe, entonces no existe razón alguna para creer que el resto del mundo respondería mejor. De modo que la lección de la respuesta de Israel a la ley de Dios es que toda boca es cerrada y todo el mundo es culpable ante Dios. Si Israel no puede ser justificado por las obras de la ley, nadie puede.

Consecuencias

Ese es el argumento de Pablo cuando llega al final de esta gran sección de la carta a los Romanos. Así que escuchemos las implicaciones una vez más.

1) Todos en el mundo son culpables ante Dios. Esta es la gran lección de estos tres primeros capítulos. Yo soy culpable. Usted es culpable. Todos en su familia son culpables. Todos en su escuela y en su trabajo son culpables. El dependiente de la tienda es culpable. El chofer del ómnibus es culpable. Su vecino es culpable. Y todas las personas en Yugoslavia, Kosovo, China, en Guinea, y en Honduras, son culpables ante Dios. Esto debería hacerle tomar conciencia de sí mismo y de todos los demás que conoce. Este es un hecho que no está en algún corriculun de una escuela pública, aunque es un hecho más importante que cualquier otro hecho que ellas enseñen. Aférrense a esta verdad, que haga de usted un sabio y penetrante consejero, que haga de usted un guía hacia Dios.

2) Ninguna boca en cualquier parte del mundo, desde la tribu primitiva hasta la sala de conferencia de la universidad, será capaz de levantar una objeción legítima contra el juicio de Dios. Toda boca será cerrada. Dios ha puesto numerosos lecciones en el mundo para mostrarle al mundo que somos culpables. Nosotros hemos visto al menos tres.

Una en el capítulo uno, las lecciones de la naturaleza: Romanos 1:20, “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”.

Otra en el capítulo dos, las lecciones de la conciencia: Romanos 2:15, “mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos”.

Y ahora otra en el capítulo tres, el las lecciones de Israel, Romanos 3:19, “Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios”.

El punto de todas estas lecciones para las naciones es que toda boca se cerrará y no habrá ni una objeción legítima que sea levantada contra la justicia de Dios en el día del juicio. Póngase a bien con él ahora, porque ninguno expondrá un argumento contra él en el último día.

3) Las bocas que levantan objeciones contra Dios ahora, un día serán cerradas. Todas las bocas serán cerradas. ¡Oh, cuan grande son las jactancias de los minúsculos hombres en estos días! ‘¿Dónde está Dios?’, dicen. Pero solo por poco tiempo. Después perecen y se encuentran con él. Y sus bocas son cerradas. Toda jactancia será silenciada. Como dice Isaías 2:17, “La altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo Jehová será exaltado en aquel día”.

4) Por tanto no teman a la voz del hombre. Todas sus protestas cesarán. Témanle a Dios. ¡Oh, oro para que Dios nos dé una forma totalmente inundada en Dios de ver el mundo! ¡Oro para que miremos a cada escarnio avasallador sobre Dios y digamos: esto será silenciado! “Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová” (Salmo 27:14).

5) Finalmente, recuerde que su corazón es pecaminoso, y que si no fuera por el poder y la gracia regeneradora del Espíritu Santo, usted y yo seríamos tan rebeldes como cualquier hombre en el mundo. Recuerde que su propia boca será cerrada. Así que, mientras aun exista tiempo, vuélvase a Cristo, como dice el versículo 22, reciba “a justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él”.

El Gran Momento Decisivo

Consideren el gran momento decisivo de esta carta en los versículos 21-22: “Pero ahora, aparte de la ley [que es débil por nuestra carne rebelde], se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él”.

Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; “la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él”.

Crea en Cristo por su justicia. Confíe en él. Inclínese a él y no hacia usted mismo. La justicia es un regalo. Usted no puede ganársela. Confíe en él.

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