A Church-Based Hope for "Adultolescents"/es

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Christian Smith, profesor de sociología en Notre Dame, escribió en el número más reciente de Books and Cultureun análisis de seis libros que tratan de el nuevo fenómeno de la “adultolescencia”—esto es, el hecho de retrasar hasta los 30 años la edad adulta. Quisiera referir este fenómeno a la iglesia. Pero primero, he aquí un resumen del artículo de Smith sobre lo que es este fenómeno y cómo ocurrió. 

¿Que es la Adultolescencia?

Smith escribe,

“Joven" y “adolescente” representan un estado concreto de la vida inventado durante siglo XX y generado por los cambios en la educación de masas, las leyes sobre el trabajo infantil, la urbanización y suburbanización, el consumo de masas y los medios. De forma similar, una nueva etapa de la vida distinta e importante, situada entre los años de la adolescencia y la adultez completa ha surgido en nuestra cultura en las últimas décadas— dando nueva forma al significado de uno mismo, de la juventud, de las relaciones y de los compromisos vitales y que, al mismo tiempo, ha generado unos nuevos comportamientos y disposiciones entre los jóvenes.

Lo que ha surgido de esta nueva situación ha recibido numerosas etiquetas: "adolescencia ampliada", "juventud", "adultolescencia", "primera juventud", "Veintitantos", y "adultez emergente".

Una forma de describir a este grupo es subrayando la tendencia a retrasar la adultez o permanecer en la juventud más tiempo del que se solía. Smith sugiere las siguientes causas de este retraso en llegar a la adultez madura y responsable.

Primero está la prolongación de la educación superior. El Decreto-ley GI, los cambios en la economía estadounidense y los subsidios estatales a los establecimientos de educación terciaria y las universidades estatales ha llevado en la segunda mitad del siglo XX a un aumento espectacular del número de bachilleres cursando estudios universitarios. En fechas más recientes muchos se sienten presionados—en su búsqueda del sueño americano—a añadir años de estudios de postgrado a su licenciatura. Como resultado, una gran parte de jóvenes estadounidenses ya no dejan sus estudios y comienzan una carrera estable a los 18 años, sino que amplían su formación hasta bien entrados los veinte. Y aquellos que pretenden integrarse en las clases profesionales y del conocimiento—aquellos con mayor capacidad para dar forma a nuestra cultura y sociedad—continúan en programas de postgrado y profesionalizantes a menudo hasta los treinta años.
Un segundo cambio social relacionado que es vital para el surgimiento de la juventud emergente es el retraso del matrimonio entre los jóvenes estadounidenses en las últimas décadas. Entre 1950 y 2000 la edad media del primer matrimonio para las mujeres aumentaba de 20 a 25 años. Para los hombres, en ese mismo período, la edad media aumentó de 22 a 27 años. El mayor aumento en ambos grupos tuvo lugar después de 1970. Hace 50 años muchos jóvenes estaban deseando terminar los estudios, casarse, asentarse, tener hijos y comenzar una larga carrera. Pero hoy muchos jóvenes, especialmente los hombres, pero no sólo ellos, se enfrentan a casi una década entre la graduación universitaria y el matrimonio para explorar las múltiples opciones de la vida con una libertad sin precedentes.
Una tercera transformación importante que contribuye al aumento de la adultez emergente es una fase de la vida está relacionada con los cambios en la economía estadounidense y mundial que socavan las carreras estables y para toda la vida y las sustituyen por carreras con menos seguridad, más cambios de trabajo y una necesidad constante de nueva formación. La mayor parte de los jóvenes hoy saben que tienen que enfocar su carrera con muchas habilidades, una flexibilidad máxima y con una disposición a reorientarse según sea necesario. Todo esto empuja a los jóvenes a ampliar el período de formación, a retrasar los matrimonios, y posiblemente a una orientación psicológica general dirigida a maximizar las opciones y posponer los compromisos.
Finalmente, y en parte como respuesta a todo lo anterior, los padres de los jóvenes actuales, conscientes de los recursos que a menudo se necesitan para tener éxito, a menudo parecen cada vez más deseosos de ampliar el apoyo económico y de otro tipo a sus hijos, ya bien entrados los veinte e incluso con treinta y pocos.
Las características que producen estos cuatro factores sobre los jóvenes entre 18 y 30 años incluyen:
(1) exploración de la identidad (2) inestabilidad (3) egocentrismo (4) sentimiento de estar en el limbo, en transición, entre medias y (5) sentimiento de tener posibilidades y oportunidades y una esperanza sin precedentes. Por supuesto, estas siempre van acompañadas de grandes dosis de transitoriedad, confusión, ansiedad, obsesión por uno mismo, melodrama, conflicto y decepción.

¿Cómo Debería Responder la Iglesia?

¿Cómo debería responder la Iglesia ante este fenómeno en nuestra cultura? He aquí mis sugerencias:

1. La Iglesia fomentará la madurez, no lo contrario. “Hermanos, no seáis niños en juicio. Sed niños en malicia, pero hombre maduros en juicio” (1 Corintios 14:20)

2. La Iglesia enfatizará el hecho de que la madurez no significa terminar los estudios, sino que es posible desarrollarla mientras se está estudiando.

3. Mientras se celebra la llamaba a la soltería prolongada, la Iglesia no fomentará el que aquellos que no reciben la llamada esperen hasta los veintimuchos o treinta para casarse, incluso si eso significa casarse mientras se está estudiando.

4. La Iglesia fomentará la flexibilidad en la vida a través de una vida en fe y resistir la idea de que aprender a ser flexible profesionalmente tiene lugar después de una década de experimentación.

5. La Iglesia también ayudará a los padres a preparar a sus jóvenes para que vivan económicamente independientes a los 22 años o antes, si no hay ninguna discapacidad.

6. La Iglesia proporcionará estabilidad y firmeza en la vida a los jóvenes adultos que encuentren una identidad significativa en ella.

7. La Iglesia proporcionará formación estimulante que forme una visión del mundo semana tras semana que hará más profunda la mente madura.

8. La Iglesia proporcionará una web de relaciones serias destinadas a hacer madurar.

9. La Iglesia será una comunión corporativa de creyentes en Dios y en su palabra y sus mandamientos que proporcionará una experiencia regular de significado universal.

10. La Iglesia será un faro de luz que ayudará a los jóvenes adultos a seguir correctamente orientados en las incertidumbres de la niebla cultural y las aguas revueltas.

11. La Iglesia tocará regularmente la trumpeta a los jóvenes adultos el mensaje de que Cristo es el Señor de sus vidas y que no dependen de mamá y papá para guiarlos en última instancia.

12. La Iglesia proporcionará funciones de liderazgo y servicio que llamen a la responsabilidad de la madurez a los jóvenes adultos adecuados.

13. La iglesia clarificará y favorecerá de forma continuada una perspectiva centrada en Dios sobre los estudios universitarios y postuniversitarios y del desarrollo de la carrera.

14. La Iglesia favorecerá los incentivos y valores de una soltería casta y sagrada al igual que el matrimonio fiel y sagrado.

15. La Iglesia alabará sin descanso los efectos de maduración y fortalecimiento del único documento vital infalible para los jóvenes adultos, la Biblia.

De estas formas, ruego al Señor Jesucristo, a través de su Iglesia, nutra una alternativa cultural provocadora y atractiva entre nuestros “jóvenes emergentes”. Este grupo contra cultural tendrá más estabilidad, una identidad más clara, mayores conocimientos, una flexibilidadque es dependiente en Cristo, una orientación hacia el bien de los demás, no sólo el suyo propio, estará preparada para asumir responsabilidades y no sólo para exigir derechos, esperarán recibir daños sin devolver maldad por maldad, sabrán que la vida es corta y que tras ella vendrá el Juicio, se inclinarán a esperar la gratificación hasta el día del juicio final, si fuera necesario para hacer todo el bien posible y a no perder la alegría final en Dios.

Esperando servir a la siguiente generación,

Pastor John


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