The Mighty and Merciful Message Of Romans 1-8/es

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Romanos 1-8

Pablo escribe la carta a la iglesia de Roma para motivarles a sustentar su misión a España. En Romanos 15:24 escribe: “cuando vaya a España iré a vosotros. Porque espero veros al pasar y que me ayudéis a continuar hacia allá”. Él nunca había estado en Roma y nunca había conocido a la mayoría de estos cristianos. Así que les expone su evangelio en estos 16 capítulos.

¡Cuánto desearía que todos los misioneros conocieran el libro de Romanos y predicaran el libro de Romanos! ¡Y cuánto desearía que aquellos de nosotros que envían misioneros conocieran el libro de Romanos y vivieran el libro de Romanos de manera que pudieran enviar misioneros de la misma forma en que Pablo quería que fueran enviados y sustentados desde Roma hacia España! El poderosos y misericordioso mensaje de este libro hará que los estadounidenses ricos se despojen de sus lujos y vivan un estilo de vida como de guerra y derramando sus recursos por la causa del evangelio. Y el poderoso y misericordioso mensaje de este libro, en las bocas de los misioneros sufrientes, quebrantará los poderes de las tinieblas y plantará la iglesia de Jesucristo en los lugares más difíciles.

El Aspecto Multicultural Y Global De Esta Carta

Por eso no es sorprendente que cuando usted comienza a leer esta carta, haya en ella un enfoque multicultural, global. En Romanos 1:5 Pablo nos dice la meta de su apostolado: “Por medio de él, y en honor a su nombre, recibimos el don apostólico para persuadir a todas las naciones que obedezcan a la fe” [NVI]. Es por eso que él predica, es por eso que va a España. Es por eso que escribe esta carta: para persuadir a la fe en Jesucristo “entre todas las naciones” y a la obediencia que ésta fe conlleva. Romanos es un libro que habla de naciones –de los grupos de personas que todavía no creen en Cristo. Quienes no están justificados y aun todavía no han sido santificados y por tanto no serán glorificados si no son alcanzados con el evangelio.

Entonces, en el verso 14, él nos dice nuevamente cuál es su obligación apostólica: “Tengo obligación tanto para con los griegos como para con los bárbaros, para con los sabios como para con los ignorantes”. Y para que no pensemos que se ha olvidado de los judíos, dice en el verso 16: “Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego” ¡Judíos, griegos, bárbaros, sabios, ignorantes! En otras palabras, este poderoso y misericordioso mensaje del libro de Romanos se abre paso a través de las distinciones nacionalistas, culturales, y educacionales.

En nuestra Era pluralista (un momento muy similar al primer siglo cuando la iglesia de Cristo se esparció tan rápidamente) es crucial que nos percatemos de este enfoque de Romanos. El cristianismo no es una religión tribal, sino que llama a la fe y a la obediencia a cada tribu, lengua, pueblo y nación. Jesús no es un Dios entre muchos, él es el Señor de señores y el Rey de reyes, y no hay otro nombre bajo el cielo en que todos los hombres puedan ser salvos. El poderoso y misericordioso mensaje de Romanos no es que hay un camino de salvación entre muchos. Es el único camino de salvación porque Cristo es el único Hijo de Dios y Salvador.

Este argumento ha sido discutido siempre. Y es especialmente discutido hoy en los Estados Unidos aun entre los que se profesan cristianos, y por supuesto, entre los musulmanes y los judíos. En la Tribuna Estrella del Viernes [Friday’s Star Tribune] hubo otro artículo negando la necesidad de la fe en Cristo. Una Comisión Conjunta de obispos católicos y rabinos estadounidenses escribieron un documento llamado “Reflexión sobre el Pacto y la Misión”. La idea central, dice el autor, es esta: “Los esfuerzos para convertir a los judíos ya no son teológicamente aceptables... porque el pueblo judío ya está en pacto con Dios” (viernes, 20 de septiembre de 2002, p. A23). En otras palabras, hay un camino de salvación para los judíos que rechazan a Cristo, y hay otro camino de salvación para los cristianos que reciben a Cristo.

Ante la perspectiva de lo que Jesús dijo: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él” (Juan 3:·36), esta es una declaración falsa y desgarradora de los obispos cristianos. Es por eso que, en lo concerniente a los gentiles que le aceptan y a los judíos que le rechazan, Jesús dijo: “Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos. 12 Pero los hijos del reino serán arrojados a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes” (Mateo 8:11-12).

De modo que es absolutamente esencial que veamos el reclamo universal del poderoso y misericordioso mensaje de Romanos. No estamos lidiando con simples opiniones humanas, o filosofías humanas, o con un programa de auto-superación, o con una religión tribal, o con algo parroquial y limitado. Estamos lidiando con las noticias verdaderas de que el único Dios ha actuado de manera única en la historia para salvar a las personas al enviar a su único Hijo a morir por los pecadores y resucitar. Rechazar esta noticia es perecer.

La Tesis De La Carta: Romanos 1:16-17

Así que Pablo declara su idea central en Romanos 1:16-17; y después la explica y amplía en el resto de la carta: “Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego.17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fey para fe; como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”. Primero Pablo dice que este mensaje –su evangelio- es poderoso y misericordioso para salvar: es el poder de Dios para salvación. Esta salvación es por fe. El poder del evangelio para salvar penetra en nuestras almas con fe en Jesucristo.

Entonces, en el verso 17, él explica por qué el evangelio tiene este poder: “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela”. El evangelio tiene el poder para salvar a aquellos que confían en Cristo porque revela la justicia de Dios ¿Qué significa esto?

Romanos 1:18-3:20: ¿Por Qué Todos Necesitamos Ser Salvados?

Antes de explicar qué es lo que esto significa, Pablo dedica desde Romanos 1:18 hasta el 3:19 para mostrar por qué todos necesitamos ser salvados. Usted puede ver su resumen en Romanos 3:9: “ya hemos denunciado que tanto judíos como griegos están todos bajo pecado”. Y el verso 19: “para que toda boca se calle y todo el mundo sea hecho responsable ante Dios”. De modo que todos somos pecadores. Todos estamos bajo la ira de Dios (1:18). No tenemos una justicia que nos pueda encomendar perdonados ante él, y el 3:20 explica con claridad que nunca podremos salvarnos o justificarnos a nosotros mismos: “porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él”. Somos pecadores. Estamos bajo la justa y santa ira de Dios. Y no podemos justificarnos o salvarnos a nosotros mismos por medio de las obras.

Romanos 3:21-31: La Revelación De La Justicia De Dios Por Fe En Jesús Y Sus Implicaciones

Ahora Pablo vuelve a su idea central de Romanos 1:16-17 y explica qué significa que el evangelio es poder de Dios para salvar a los creyentes porque revela la justicia de Dios por fe. Él dice en el verso 21-22: “Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios [aquí retoma la idea de la justicia de Dios que se revela en el verso 17], ha sido manifestada atestiguada por la ley y los profetas; es decir, la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen”.

¿Cuál es entonces la justicia revelada de Dios que da su poder al evangelio y salva a los creyentes? Es “la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo”. Es la justicia de Dios revelada como un regalo a través de la fe. Es lo que llamamos justificación. Así que Pablo dice en el verso 24 que los pecadores que confían en Cristo son “justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús”. La revelación de la justicia de Dios que hace que el evangelio sea el poder de Dios para salvación es la demostración y el don de la justicia de Dios a los pecadores que confían en Cristo.

Romanos 3:25 explica cómo Dios puede justificar a los pecadores sin ser injusto: “Dios exhibió públicamente [a Cristo] como propiciación por su sangre a través de la fe, como demostración de su justicia, porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente”. En otras palabras, Dios ordenó que su Hijo muriera en nuestro lugar a fin de que la ira del Padre y su maldición fuera sobre el Hijo y no sobre los que creen. De esta manera él muestra su repulsión por el pecado y su justicia al enfrentarlo. Así que ahora, como dice el verso 26, él puede ser el “justo y [...] el que justifica al que tiene fe en Jesús”.

Así que la muerte de Cristo es el fundamento de nuestra justificación. Si creemos en Jesús, Dios nos cuenta como justos por amor de Jesús. Somos vistos y tratados como justos. Eso es justificación. Y en el verso 28, Pablo explica con claridad que esta justificación ante Dios no es por obras, sino por fe: “Porque concluimos que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley”.

Y en este lugar, justo en este lugar, no pierda de vista la implicación misionera, global, multicultural que tiene esta enseñanza. Pablo mismo la enfatiza en los versos 29-30: “¿O es Dios el Dios de los judíos solamente? ¿No es también el Dios de los gentiles [las naciones]? Sí, también de los gentiles, 30 porque en verdad Dios es uno, el cual justificará en virtud de la fe a los circuncisos y por medio de la fe a los incircuncisos”. La justificación por fe en Cristo es el poderoso y misericordioso mensaje global que tenemos para todas las naciones, una cruz, una resurrección y una manera de ser justificados ante el único Dios: habiendo recibido su justicia imputada por fe en Cristo, no por obras.

Romanos 4: La Justificación De Abraham Por Fe Aparte De Las Obras

En el capítulo 4 Pablo explica la justificación por fe aparte de las obras utilizando a Abraham como ejemplo: “Y creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia” (verso 3). Uno de los versos más valiosos del libro está edificado sobre el ejemplo de Abraham (verso 5): “mas al que no trabaja, pero cree en aquel que justifica al impío, su fe se le cuenta por justicia”. No son las obras quienes justifican, sino la fe. Y no son los piadosos los que son justificados, sino los impíos. Estas son buenas noticias –este es el poderoso y misericordioso mensaje de Romanos.

Romanos 5: La Esperanza Y La Seguridad Ante El Sufrimiento Y La Muerte

En el capítulo 5 Pablo resume lo dicho en el verso 1: “Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Y a continuación descubre ante nuestros ojos la realidad del sufrimiento y la muerte para los justificados –y anticipa el inmenso énfasis al sufrimiento que hará en el capítulo 8. En el verso 3 nos dice por qué nos podemos regocijar en la tribulación –porque produce paciencia, un carácter probado, y esperanza.

Luego enfrentando lo que la tribulación conlleva Pablo arguye exactamente lo mismo que dice en el capítulo 8 –desde lo más grande hasta lo más pequeño- si Dios puede hacer lo difícil, puede hacer también lo más fácil. Recuerde que en Romanos 8:32 dice: “El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros [lo difícil], ¿cómo no nos concederá también con El todas las cosas? [Lo más fácil]”. Esto es exactamente lo mismo que argumenta en Romanos 5:9: “Entonces mucho más, habiendo sido ahora justificados por su sangre [esto es lo difícil], seremos salvos de la ira de Dios por medio de El [lo más fácil]”. Este es el mismo tipo de argumento que utiliza en el verso 10: “Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo [lo difícil], mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por su vida [lo más fácil]”.

La idea es darnos esperanza y seguridad al enfrentar el sufrimiento y la muerte, tal como sucede en Romanos 8. El cristianismo normal es tribulación. “Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hechos 14:22). Nunca olvide que el poderoso y misericordioso mensaje de Romanos es propuesto en el contexto del sufrimiento que se espera.

La muerte es una realidad masiva en todas las culturas. Si usted tiene un evangelio, debe tener alguna explicación para la muerte y alguna esperanza para enfrentar la muerte. En esto se ocupa Pablo en Romanos 5:12-21, y lo hace comparando a Adán, cuya desobediencia trajo pecado y muerte, con Cristo, cuya desobediencia trajo justicia y vida. El verso 19 declara el contraste con más claridad: “Porque así como por la desobediencia de un hombre [Adán] los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno [Cristo] los muchos serán constituidos justos”. El pecado y la condenación de Adán nos fueron imputados porque estamos unidos a él por nacimiento; así que la obediencia de Cristo y su exoneración nos fue imputada porque estamos unidos a él por fe.

Entonces Pablo resume el triunfo de la gracia por medio de Cristo en el verso 21: “... para que así como el pecado reinó en la muerte, así también la gracia reine por medio de la justicia para vida eterna, mediante Jesucristo nuestro Señor”

Romanos 6: La Unión Con Cristo Es Muerte Al Pecado Y La Liberación De La Esclavitud

Lo que nos lleva a un problema que tiene que ser resuelto: si realmente somos justificados solo por fe, y donde el pecado abunda, sobreabunda la gracia, entonces ¿por qué no pecamos para que la gracia sobreabunde? Y Pablo responde en el capítulo 6 con la enseñanza de que la fe nos une a Cristo de un modo real a fin de que realmente experimentemos junto a él la muerte al pecado y la liberación de su esclavitud (6:6, 17-18). Todos los justificados están siendo santificados.

Romanos 7: Muertos A La Ley Para Que Pertenezcamos A Otro

Entonces en el capítulo 7 Pablo argumenta que no somos santificados (o hechos como Jesús) cuando estamos orientados hacia la obediencia de la ley. No: “Por tanto, hermanos míos, también a vosotros se os hizo morir a la ley por medio del cuerpo de Cristo, para que seáis unidos a otro, a aquel que resucitó de entre los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios [...] 6 Pero ahora hemos quedado libres de la ley, habiendo muerto a lo que nos ataba, de modo que sirvamos en la novedad del Espíritu y no en el arcaísmo de la letra” (7:4,6).

La vida cristiana es vivida en el don gratuito y la ardiente búsqueda de una relación con Jesucristo “para que seáis unidos a otro” (7:4). Él es el poder y la misericordia, el modelo y el precepto de la vida cristiana.

Romanos 8: Nada Nos Podrá Separar Del Amor De Cristo

Esto nos llevó en estas últimas semanas, hasta Romanos 8, el gran capítulo 8. ¿Quién nos separará del amor de Dios (verso 35)? ¿Puede ver la relación que tiene este texto y Romanos 7:4? Muertos a la ley para que podamos pertenecer a otro –al que fue resucitado de entre los muertos, Jesucristo. Esta es la esencia de la vida y la esencia de la muerte ¿Quién nos separará del amor de Cristo? Respuesta: Nada. ¿Quién nos separará del amor de Dios en Cristo: Nada?

“Pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. 9 Porque para esto Cristo murió y resucitó, para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos” (Romanos 14:8-9). Viva bajo su señorío, muera bajo su señorío. Y cante siempre al invencible amor de Dios en Cristo

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