Fasting for the King's Coming/es

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Revision as of 20:06, 16 January 2009 by JoyaTeemer (Talk | contribs)
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Lucas 2:36-38
En el Templo se encontraba también la profetisa Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era de edad muy avanzada, pues al cabo de siete años de matrimonio había quedado viuda, y había vivido así hasta los ochenta y cuatro años. Jamás salía del Templo, donde pasaba los días y las noches entregada a la oración y el ayuno. En seguida se puso a dar gracias a Dios y a hablar del niño a todos los que en Jerusalén esperaban la llegada de la redención.
Introducción
Hemos llegado al término del mes de enero y a la llamada al ayuno un día a la semana durante este mes. Espero que pronto tendremos tiempo para contarnos los unos a los otros las obras que Dios ha hecho este mes. El simple hecho de escuchar a la congregación el martes pasado en nuestra reunión para la oración, contar las obras sorprendentes de Dios, me anima con fuerza a incitar a algún tipo de ayuno en grupo, del cual os hablaré en unos momentos.
En esta serie de mensajes bíblicos sobre el ayuno hemos visto en Hechos 1:3 cómo Dios cambió el curso de la historia mediante el ayuno de los líderes de Antioquía.
Hemos visto en Mateo 9:15 la promesa de Jesús, que tras regresar a su Padre en los cielos, la iglesia ayunaría.
Hemos visto en Mateo 4:4 que no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios, que el alimento de Jesús durante sus 40 días de ayuno fue la revelación de Dios a través de su palabra. Y de ésta es de lo que nos queremos alimentar cada vez más.
Y la semana pasada vimos en Esdras 8:21 que los siervos del Señor, incluyendo los niños, consiguen Su protección mediante el ayuno.
"¡Venga a nosotros Tu Reino!"

La semana próxima estudiaremos el Sermón de la Montaña y nos daremos cuenta de que en Mateo 6, Jesús relaciona el ayuno con la oración, y en particular con el Padrenuestro. Las peticiones preeminentes del Padrenuestro son: santificado sea tu nombre y venga a nosotros tu reino. Así que el ayuno cristiano no es sólo para grandes avances de fe, sanación y rectitud con carácter inmediato, sino también para el avance supremo, el regreso del Rey en Su gloria: "¡Venga a nosotros Tu Reino!" O como se rezaba en la iglesia primitiva: "¡Maranatha!" = "Ven Señor nuestro"
Esto es exactamente lo que cabría esperar tras lo que vimos en Mateo 9:15. Recuerda que Jesús se describió a sí mismo como el novio en una boda y dijo que sus discípulos no ayunarían mientras el novio estuviera presente. Y entonces añadió: "Después vendrán los días en que se lleven al novio, y entonces ayunarán". Así, Jesús enlaza el ayuno cristiano con nuestro deseo por el retorno del novio.
La iglesia de Cristo recibe un llamamiento para apoyar la oración con la determinación del ayuno, "Venga a nosotros Tu Reino". "Novio, ¡ven!" El ayuno es una expresión física del ansia que el corazón siente por la segunda llegada de Jesús.'
El ayuno como homología de la Última Cena

Me pregunto si el Señor considera el ayuno como una homología de la Última Cena. Jesús dijo, "Haced esto en conmemoración mía". Al comer recordamos que Jesús ha venido y ha muerto por nuestros pecados. Al no comer - al ayunar - estamos diciendo: sí, pero el novio no está aquí. Estuvo con nosotros y nos quiso hasta el extremo. Podemos comer e incluso celebrar con un banquete que Él ha venido. Pero también sabemos que: aunque estuvo aquí, ahora ya no está. Y su ausencia es dolorosa. El pecado y el sufrimiento del mundo son dolorosos. El pueblo de Cristo es débil y profundamente menospreciado, como ovejas en medio de una manada de lobos (Mateo 10:16). Deseamos que Él vuelva de nuevo, tome Su trono y reine en nuestra manada, reivindicando Su pueblo, Su verdad y Su gloria. Así el banquete de la Última Cena es una expresión de lo sucedido, y nuestro ayuno, de lo que no ha tenido lugar todavía.
La manera designada por Jesús para prepararnos para Su llegada

En Lucas 18:7–8 Jesús dice: 

¿Acaso Dios no hará justicia a Sus escogidos, que acuden a Él de día y de noche? ¿Pensáis que él tardará mucho en responder a sus clamores? Os aseguro que no,que pronto les hará justicia. Ahora bien, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará en este mundo perseverancia en la fe?
¿Habéis considerado seriamente el hecho de que Jesús determinó la manera en que nos tenemos que preparar para su segunda llegada? Dios enviará al Hijo del Hombre y hará justicia a Sus escogidos, "que acuden a Él de día y de noche". ¿Acuden para qué? Para gritar: "¡Venga a nosotros Tu Reino!" "Regresa a nosotros, oh novio querido. Regresa y lidera como un Rey. Regresa para hacer justicia a Tu pueblo. Regresa y para casarte con Tu novia".
Además, como la vida de la iglesia y la evangelización de los pueblos son parte de esa preparación, también tenemos que alzar nuestra voz por ello. "Señor, da nueva vida a tu pueblo. Señor, haz que Tu Palabra corra de boca en boca y triunfe". Si sois capaces de ver cómo es realmente el mundo, en comparación a la manera que debería ser bajo la soberanía de Cristo, sentiréis que hay mucho por lo que ayunar.

'Ana: el Ayuno para la Primera Llegada del Rey'
Cuando pedimos que la iglesia ayune para la llegada del Rey, no estamos pidiendo algo nuevo. El texto de la mañana nos muestra a una mujer anciana que dio prácticamente toda su vida a este ministerio sagrado antes de que el rey viniera por primera vez. Lucas 2:36–38,
En el Templo se encontraba también la profetisa Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era de edad muy avanzada, pues al cabo de siete años de matrimonio había quedado viuda, 37 y había vivido así hasta los ochenta y cuatro años. Jamás salía del Templo, donde pasaba los días y las noches entregada a la oración y el ayuno. 38 En seguida se puso a dar gracias a Dios y a hablar del niño a todos los que en Jerusalén esperaban la llegada de la redención.
José y María acababan de llevar al niño Jesús al templo. Lucas nos habla acerca de dos personas muy ancianas, Simeón y Ana, que reconocen quien es el niño. Lo que distingue a estas dos personas es que ellos estaban anhelando y deseando la llegada del Mesías. En el verso 25 vemos como Simeón "estaba lleno del Espíritu Santo y tenía todas sus esperanzas estaban puestas en el día de la liberación de Israel". Jesús, el Mesías, es el liberador de Israel (vv 26, 30).
El versículo 37 dice que Ana jamás salía del Templo, donde pasaba los días y las noches entregada a "la oración y el ayuno". Dicho de otra manera, ella estaba como Simeón, anhelando la llegada del Mesías; entregada a la oración y el ayuno noche y día porque esperaba "la liberación de Jerusalén".
En el versículo 38 ella llega justo a tiempo para ver al Mesías niño, da gracias a Dios y habla de Él a todos los que "esperaban la liberación de Jerusalén". En otras palabras, Dios le dio la oportunidad a aquellos que anhelaban, ansiaban y esperaban "la liberación de Israel" de ver brevemente la gloria del Rey. Esto fue lo que significó para Ana una vida dedicada al ayuno, década tras década, probablemente durante 60 años desde la muerte de su esposo, mientras ayudaba en el templo.
Creo que una de la razones por las cuales Lucas nos habla de Ana y Simeón es para mostrarnos la manera en que gente santa y devota responden a la promesa de la llegada de Cristo. Y cómo Dios responde a sus deseos. Ellos ven más que los demás. Quizá no entiendan plenamente todos los detalles de cómo el Mesías va a llegar - Ana y Simeón desde luego no los entendían - pero Dios en Su misericordia les permite ver brevemente, antes de su muerte, lo que con tanta pasión querían ver.
"Cristianos: El Ayuno para la Segunda Llegada del Rey"
Ahora nosotros los Cristianos nos encontramos aquí, al otro lado de la llegada del Rey. Él ha venido y se ha vuelto a ir. Nos ha revelado Su gloria. Ha derramado Su sangre por lo pecados. Se ha levantado de entre los muertos. Ha ascendido a los cielos para sentarse a la derecha del Padre hasta que ponga a todos Sus enemigos a Sus pies. Ha mandado a Su Espíritu Santo para que nos regenere, santifique y viva en nuestro interior. Ha encargado a Su iglesia que adoctrine a otros pueblos. Y en Juan 14:3 nos ha prometido, "Yo volveré de nuevo."
¿En qué se parece nuestra situación a la de Ana?'
Sus esperanzas, al igual que las nuestras, se apoyaban en las promesas de Dios. Pero ¡nosotros hemos visto mucho más! ¡Sabemos y podemos esperar mucho más del Mesías! Ella nunca vio los años de poder y compasión de Jesús, como nosotros hemos tenido oportunidad. Ella nunca escuchó las palabras de autoridad, sabiduría y amor que nosotros hemos escuchado. Ella nunca vio a los ciegos recobrar la visión, al cojo volver a caminar, a los leprosos limpios de enfermedad, a los muertos resucitar y a los pobres evangelizados en la manera que Jesús lo hizo. Ella nunca vio como Él se consagró en Getsemaní o su crucifixión en el Gólgota. Ella nunca escuchó sus palabras misericordiosas: "Hoy estaréis conmigo en el paraíso", o las palabras triunfantes: "Se ha terminado". Ella nunca le vio levantarse de entre los muertos, triunfando sobre el pecado, la muerte y el infierno.
Pero nosotros sí. Y ahora Éste, a quien conocemos tan bien, se ha ido. Nosotros caminamos por la fe, no por la vista. Éste al que amamos se lo llevaron a la fuerza. La ceremonia de boda se disolvió. Como si la marcha nupcial hubiera comenzado y nosotros nos halláramos caminando hacia Él y en el último minuto Él hubiera desaparecido.
¿Deberíamos desear a Cristo menos que Ana?'

¿Deberíamos desear a Cristo menos que Ana? El hecho de que lo tuviéramos entre nosotros durante 30 años y que ahora tengamos a Su Espíritu, ¿os haría desearlo más o menos? Que indicativo de nuestra ceguera sería si la respuesta fuera: menos.
Yo digo, esperémosle, añorémosle y busquémosle incluso con más intensidad que Ana y Simeón. ¿Vamos a tener menos devoción que estos santos pre-cristianos? Hemos contemplado su gloria. La gloria del único engendrado por el Padre. ¿Y vamos a tener menos ansia por su aparición? Pablo dijo que iba a recibir una corona galardón de justicia junto con todos "los que anhelan Su venida" (2 Timoteo 4:8).
Ayuno para la llegada del Rey
¿Estamos asentados en el mundo tan cómodamente que la idea de ayunar por el fin de la historia es prácticamente impensable?
¿Y qué ocurre con los más mayores? ¿Podéis saborear las glorias de la presencia del Rey mejor porque estáis más cerca? ¿Transformáis ese sabor en ayuno por la llegada del Rey?
¿Y qué ocurre con los más jóvenes? ¿Amáis a Jesús tanto que su llegada sería la cosa más maravillosa que podéis imaginar? ¿O se trata tan solo de un tema religioso de discusión para el fin de semana que a veces os ayuda con la mala conciencia pero no es alguien por quien querríais interrumpir vuestra vida?
¿Y los que os encontráis en el término medio, o medio alto? ¿Cómo os sentís cuando se os dice que el ayuno puede ser un reflejo de cuánto queremos que venga el novio? ¿Nos sentimos todos atraídos por la pasión de Ana por el Mesías? ¿Queremos que Jesús aparezca más que queremos completar nuestros planes profesionales?
Yo creo sinceramente que mi vida nunca será la misma tras la atención prestada al ayuno en enero de 1995. He visto demasiado acerca del ayuno y del significado del ansia por Dios, el ansia por su Palabra, el ansia por la seguridad de los niños, el ansia por la evangelización del mundo, el ansia por el Novio y la manera en que Jesús habla de expresar este ansia mediante el ayuno. He visto demasiado para continuar con mi vida tal y como era antes.

¿Qué deberíamos hacer siendo una iglesia?
Como iglesia, mantener la disciplina bíblica del ayuno ante nosotros. . .
Dar a más gente la oportunidad de crecer en este tipo de oración. . .
Aprovecharnos de todo lo que Dios ordenó para otorgar los poderes de nuestra intercesión. . .
Ser implacables en nuestro ejercicio de renacimiento y evangelización del mundo. . .
Y ayudarnos a mantener el ansia por el Novio día y noche. . .
... Propongo un ministerio sencillo llamado Los Cuarenta en Ayuno.
Los Cuarenta en Ayuno es un grupo de 40 personas que ayunan un día a la semana en un mes determinado de 1995. La gente puede variar de un mes a otro. O algunos puede que quieran hacerlo más de un mes.
Al final de cada mes, imprimiré una tarjeta llamada la tarjeta de los Cuarenta en Ayuno y haré cuarenta copias que estarán disponibles después de cada servicio de la mañana. Cuando se hayan tomado todas las tarjetas, Los Cuarenta en Ayuno serán conocidos....por Dios.
No existe ningún plan para identificar a los Cuarenta en Ayuno. Esto está de acuerdo con las enseñanzas de Jesús cuando nos advierte de el ayuno que se hace para que lo vean otros (Mateo 6:16–18).
Cada mes intentaré dar una lectura de las Escrituras y un enfoque a las oraciones de los Cuarenta en Ayuno, que será compartido más generalmente, de manera que cualquiera de vosotros pueda unirse a los cuarenta si lo deseáis.
Como hemos visto esta mañana, no necesitáis una crisis en vuestra vida para practicar el ayuno. Todo lo que necesitáis es el anhelo por la llegada del Novio Señor, ¡aumenta nuestro amor por tu aparición!

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