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{{info|La fe en aumento}}  
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{{Info|La regeneración y el Espíritu Santo}}  
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==== Cómo aumentar la fe ====
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==== No por el poder humano ====
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''¿Cómo podemos obtener y aumentar la fe?'' Ésta es una pregunta que muchos hacen con mucha sinceridad. Dicen que desean creer, pero que no pueden. Se dicen muchas necedades sobre esto. Seamos totalmente prácticos al encarar el tema. Necesitamos tanto sentido común aquí como en otros asuntos relacionados con la vida. ¿Qué debo hacer para creer? Alguien preguntó cual era la mejor manera de hacer cierta cosa, y le contestaron que la mejor manera de hacerla era hacerla ya mismo. Perdemos el tiempo discutiendo métodos cuando, en realidad, la acción es sencilla. La manera más rápida de creer, es simplemente creer. Si el Espíritu Santo te ha hecho sincero, creerás tan pronto como te presente la verdad. Y le creerás, porque es la verdad. El mandamiento evangélico dice: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo.” Es inútil evadir esto preguntando y cavilando. El mandato es claro, y debemos obedecerlo.  
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“Os es necesario nacer de nuevo.” Estas palabras de nuestro Señor aparecen amenazadoras en el camino de muchos, como la espada del querubín a la puerta del Paraíso. Se han dado por vencidos, porque este cambio está más allá de lo que pueden lograr con sus esfuerzos. El nuevo nacimiento es de arriba y por lo tanto no se puede lograr por medio del poder humano. Lejos está de mí negar o encubrir aquí una verdad a fin de brindar un consuelo falso. Admito francamente que el nuevo nacimiento es sobrenatural y que no es obra que el pecador pueda llevar a cabo por sus propios medios. De poco le serviría a mi lector que yo fuera tan tonto como para querer levantarle el ánimo, convenciéndolo de que rechace o que no le dé importancia a lo que es una verdad indiscutible.  
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==== Oración  ====
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Pero ¿no es digno de notar que este mismo capítulo en que el Señor declara que el nuevo nacimiento es de arriba y obra divina, contiene también la afirmación más potente en cuanto a que la salvación es por fe? Lee todo el capítulo 3 de Juan, y no reflexiones únicamente en sus primeros versículos. Es cierto que el versículo 3 dice:
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<blockquote>''“Respondió Jesús, y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.”'' </blockquote>
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Pero luego los versículos 14 y 15 dicen lo siguiente:
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<blockquote>''“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”'' </blockquote>
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El versículo 18 repite la misma doctrina en términos más amplios:
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<blockquote>''“El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”'' </blockquote>
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Es lógico que estas dos afirmaciones coincidan, ya que salieron de los mismos labios y se encuentran en una misma página inspirada. ¿Por qué nos creamos nosotros problemas donde no es posible que los haya? Si una afirmación nos asegura que para la salvación se requiere una cosa que sólo Dios puede darnos, y si otra afirmación nos asegura que el Señor nos salvará por medio de nuestra fe en Jesús, podemos llegar a la conclusión segura de que el Señor concederá a todos los que creen todo lo que declara necesario para la salvación. De hecho, el Señor produce el nuevo nacimiento en todos los que creen en Jesús y su fe es la manifestación más palpable de que han nacido de nuevo.
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Pero si en realidad te molesta alguna duda, ''llévala en oración a Dios''. Di al gran Padre exactamente lo que te perturba y pídele que te resuelva el problema por medio del Espíritu Santo. Si no puedo creer las afirmaciones de un libro, preguntarle al autor como él entiende lo que escribió, siempre que sea hombre que merece ser creído, su explicación me dejará satisfecho. Mucho más satisfará al corazón del verdadero buscador de la verdad la explicación divina de los puntos difíciles de las Escrituras. El Señor desea hacerse conocer a los que lo buscan. Acude a él para conocer la verdad. Acude sin demora a la oración y ruega: “Oh Espíritu Santo, guíame a la verdad. Lo que no comprendo, enséñamelo tú.
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Confiamos en que Jesús hará lo que no somos capaces de hacer nosotros. Si nosotros pudiéramos hacerlo ¿por qué acudir a él? A nosotros nos toca creer, al Señor le toca crear la vida nueva en nosotros. Él no cree en lugar nuestro, tampoco haremos nosotros la obra de regeneración en lugar de él. Basta que nosotros creamos, obedeciendo su mandamiento de gracia; al Señor corresponde obrar el nuevo nacimiento en nosotros. El que pudo ir al extremo de morir en la cruz por nosotros, puede y quiere concedernos todas las cosas necesarias para nuestra seguridad eterna.  
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Oír con mucha frecuencia
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==== Obra del Espíritu Santo  ====
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Por otra parte, si tener fe te parece difícil, Dios el Espíritu Santo puede capacitarte para creer, ''si es que oyes con mucha frecuencia lo que se te manda creer''. Creemos muchas cosas por el hecho de haberlas oído tantas veces: ¿No has notado en tu vida cotidiana que si oyes una cosa cincuenta veces al día, por fin acabas por creerla? Por este proceso muchos han llegado a creer cosas inverosímiles, y por lo tanto no me extraño de que el buen Espíritu bendice el método de oír la verdad con frecuencia, usándolo para producir la fe respecto a lo que tenemos que creer. Está escrito: “La fe viene por el oír.” Por esto, dedícate a oír con frecuencia. Si sincera y atentamente continúo oyendo el evangelio, por medio de la bendita operación del Espíritu de Dios en mi mente, uno de estos días creeré lo que oigo. Pero ten cuidado de oír ''el evangelio'' y no de escuchar o leer lo que tiene la intención de sembrar dudas en tu mente.  
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''“Pero un cambio de corazón que salva es obra del Espíritu Santo.”'' Esto es también una verdad ciertísima, y lejos esté de nosotros dudarlo y olvidarlo. Pero la obra del Espíritu Santo es secreta y misteriosa, y sólo se puede percibir por los resultados. Hay misterios en nuestro nacimiento natural que sería curiosidad profana intentar penetrar, más aún lo sería en el caso de las operaciones sagradas del Espíritu de Dios. “El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va: así es todo aquel que es nacido del Espíritu.Pero esto sabemos: la obra misteriosa del Espíritu Santo no puede ser razón para que nos neguemos a creer en Jesús, de quien este mismo Espíritu da testimonio.  
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==== El testimonio de otros  ====
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Si se diera a una persona el encargo de sembrar un campo, no podría excusarse de no hacerlo diciendo que no valdría la pena sembrar, a menos que Dios hiciera brotar la semilla. No quedaría justificada su negligencia en labrar la tierra porque sólo la energía secreta de Dios puede producir una cosecha. Nadie deja de hacer las tareas cotidianas por la razón de que “si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los edificadores.” Es cosa segura que el que cree en Jesús, jamás hallará que el Espíritu Santo se niegue a obrar en él. El hecho es que su fe es prueba de que el Espíritu ya está obrando en su corazón.
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Pero si esto no te parece un buen consejo, agregaría: ''Toma en cuenta el testimonio de otros.'' Los samaritanos creyeron a causa del testimonio de lo que la mujer les había dicho acerca de Jesús. Muchas de nuestras creencias nacen del testimonio de otros. Yo creo que existe un país llamado Japón. Nunca lo he visto, y, sin embargo, creo que tal país existe, porque otros lo han visto. Creo que moriré. Nunca he muerto, pero muchísimos de mis conocidos han muerto, y por lo tanto, estoy convencido de que yo moriré también. El testimonio de los muchos me convence de un hecho dado. Escucha, por lo tanto, a los que cuentan cómo fueron salvos, cómo recibieron el perdón, cómo se transformó su carácter. Si prestas atención, notarás que alguien precisamente como tú ha sido salvo. Si has sido ladrón, descubrirás que algún otro ladrón lavó sus culpas en la preciosa sangre de Cristo. Si por desgracia has sido impuro, descubrirás que hombres y mujeres caídos como tú han sido levantados, purificados y transformados. Si estás desesperado, no tienes más que frecuentar al pueblo de Dios para pronto descubrir que algunos de los santos, han estado tan desesperados como tú y que les encanta contarte cómo el Señor los libró. Conforme vas escuchando uno tras otro que ha puesto a prueba la Palabra de Dios, hallándola fiel, el Espíritu divino te guiará a creer.  
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Dios obra en su providencia, pero no por eso ha de quedar inmóvil la humanidad. Los hombres no podrían moverse si el poder divino no les diera vida y fuerza, y no obstante siguen adelante con sus tareas sin cavilar, recibiendo día tras día la fuerza de aquel en cuyas manos está su aliento y de quien es todo su andar. Nos arrepentimos y creemos aunque no podríamos hacer lo uno ni lo otro si el Señor no nos capacitara para ello. Volvemos la espalda al pecado confiando en Jesús, y luego percibimos que el Señor ha obrado en nosotros tanto en el querer como en el hacer, según su voluntad. Es inútil pretender que haya alguna dificultad en esta cuestión.  
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¿Has oído contar del africano, al cual dijo el misionero que en su país el agua a veces se endurecía tanto que se podía caminar encima de ella? Muchas cosas podía creer el africano, pero eso, nunca. Cierta vez tuvo oportunidad de viajar a Inglaterra y vio un río congelado, pero no se atrevía a aventurarse sobre el hielo. Sabía que el río era profundo, y temía ahogarse si intentaba caminar sobre el hielo. Nadie pudo convencerlo que probara, hasta que vio a su amigo y otros muchos atravesar el río caminando sobre el hielo. Entonces se convenció y caminó confiado por donde otros habían caminado. Del mismo modo puede ser que tú, viendo a otros creer en el Cordero de Dios y notando cómo disfrutan de paz y gozo, te sientas agradablemente impulsado a creer. La experiencia de otros es una de las maneras como Dios nos ayuda a tener fe. Pero sea como fuere, tienes que creer en Cristo o morir: no hay esperanza aparte de Cristo.  
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Algunas verdades que son difíciles de explicar con palabras, son muy sencillas en la experiencia. No hay contradicción entre la verdad de que el pecador cree y de que su fe es obra del Espíritu Santo. Sólo la necedad puede llevar al hombre a cuestionar cosas sencillas, cuando su alma se encuentra en peligro. Nadie rehusaría entrar en un bote salvavidas por no saber la fuerza de gravedad de los cuerpos, ni el medio muerto de hambre rehusaría comer por no conocer todo el proceso de la nutrición. Si tú, querido lector, no quieres creer hasta comprender todos los misterios, nunca serás salvo, y si permites que las dificultades que inventa tu imaginación te impidan aceptar el perdón por medio de la fe en tu Señor y Salvador, perecerás una condenación bien merecida. No cometas suicidio espiritual por tener una pasión por discutir sutilezas metafísicas.  
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==== Fijarse en la autoridad ====
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==== Preguntas de estudio para la Parte 13: La regeneración y el Espíritu Santo ====
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<blockquote>''“No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.” - Juan 3:7'' </blockquote>
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''No por el poder humano''<br>1. Por favor vuelva a leer Juan 3:3, y Juan 3:14, 15, 18.
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<blockquote>a. ¿Cuál es el punto clave de 3:3?<br>b. ¿Cuál es el punto clave de 3:14, 15, 18?<br>c. ¿Qué ‘contradicción’ aparente hay entre estos versículos?<br>d. ¿Cuál es la conclusión a la que llega Spurgeon?<br>e. ¿Comprende esto? Si no, ¿por qué no? </blockquote>
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''Obra del Espíritu Santo''
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Pero un plan mejor es éste: ''Fíjate en la autoridad a la cual el Señor te manda creer'', y esto te ayudará mucho. La autoridad no es mía: si lo fuera, bien podrías rechazarla. Ni es la del papa, de la que bien podrías desconfiar. Es en la autoridad de Dios mismo que él te ordena creer. Él te manda creer en Jesucristo, y no debes negarte a obedecer a tu Hacedor. El capataz de ciertas obras había oído el evangelio muchas veces, pero se inquietaba dudando que alguna vez acudiría a Cristo. Un día su jefe le envió una tarjeta diciendo: “Venga Ud. a mi casa hoy en cuanto termine de trabajar.”
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2. Si un cambio de corazón que salva es la obra del Espíritu Santo, ¿es correcto negarse a creer y esperar que Dios obre? ¿Por qué?  
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<blockquote>Nota: Si no comprende todas las preguntas relacionadas con este capítulo, ¡no se preocupe! Spurgeon dice no esperqr a “creer hasta comprender todos los misterios”, sino ¡actuar creyendo que Dios ya le ha dado fe!</blockquote>
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Así lo hizo el capataz, apareciéndose a la puerta de su jefe. Al llamar salió éste y le dijo bruscamente:
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<blockquote>--Juan, ¿qué quiere usted, que me viene a molestar a esta horas? Ya no es hora de trabajo. ¿Con qué derecho se presenta aquí? --Señor, -- contestó el capataz -- recibí una tarjeta suya diciéndome que viniera después del trabajo.<br>--¿Quiere usted decir que por la sola razón de recibir una tarjeta mía invitándole a mi casa, puede venir y hacerme salir a atenderle después del trabajo?<br>--Realmente, Señor, -- respondió el capataz -- no comprendo, pero me parece que ya que usted me mandó venir, yo tenía derecho a venir. <br>--Pues entre, Juan -- dijo el jefe --, aquí tengo otro mensaje de invitación para usted. Y sentándose, le leyó estas palabras: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.” Y agregó:<br>--¿Piensa que, después de recibir este mensaje de Cristo mismo, se equivocara si acude a él? </blockquote>
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Entonces comprendió el pobre capataz todo, y creyó en el Señor Jesús para vida eterna, porque vio que contaba con una buena garantía y autoridad para creer. Así tú, pobre alma, tienes la mejor autoridad para creer y por fe acudir a Cristo, porque el Señor mismo te ordena a confiar en él.
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==== Recapacitar  ====
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Si esto no produce fe en ti, ''recapacita en lo que debes creer'', a saber, que el Señor Jesucristo sufrió en lugar de los pecadores y es poderoso para salvar a todos los que creen en él. Ésta es ciertamente la realidad más bendita que a la humanidad se le haya dicho debe creer, la realidad más oportuna, más consoladora, más divina que jamás ha llegado al oído del hombre. Te aconsejo que reflexiones mucho en ella, y que busques la gracia y el amor que contiene. Estudia los cuatro Evangelios. Estudia las epístolas de Pablo, y comprueba luego si el mensaje no es tan digno de creer que te ves impulsado a creerlo.
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Si esto no basta, ''medita en la persona de Cristo'': piensa en ''quién'' es, ''qué'' hizo, ''dónde'' está y ''qué'' es. ¿Cómo puedes dudar de él? Es cruel desconfiar en Jesús quien es siempre fidedigno. Nunca ha hecho nada que merezca desconfianza; al contrario, debiera ser fácil confiar en él. ¿Por qué volver a crucificarle con la incredulidad? ¿No es eso coronarlo de espinas y escupir en su rostro? ¿Qué? ¿No es digno de confianza? ¿Qué insulto peor que éste podrían haberle hecho los soldados? Ellos lo hicieron mártir; pero tú lo haces mentiroso, lo que es peor. No preguntes: ''“¿Cómo podré creer?”'' En cambio, responde a otra pregunta: ''¿Cómo podré no creer?''
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==== Someterse a Dios ====
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Si ninguna de estas cosas te sirven, hay algo en ti fundamentalmente malo. “Mi última palabra es: ''¡Sométete a Dios!'' La razón de tu incredulidad es el prejuicio o el orgullo. Quiera el Espíritu de Dios librarte de la enemistad en ti y te haga rendirte a él. Eres un rebelde, un rebelde orgulloso, y es por eso que no crees a tu Dios. Renuncia a tu rebelión; entrega las armas; ríndete, sométete a tu Rey. Creo que nunca un alma, que se ha dado por vencida en su desesperación y ha clamado: ‘Señor, me entrego a ti’, le resultara luego difícil tener fe. La causa de tu incredulidad es que estás enemistado con Dios, y estás empeñado en hacer tu propia voluntad y andar por tu propio camino. “¿Cómo podéis vosotros creer que tomáis la gloria los unos de los otros?”, dijo Cristo. El ‘yo’ orgulloso es el padre de la incredulidad. Sométete, oh alma. Entrégate a tu Dios, y entonces te será fácil creer en tu Salvador. ¡Quiera el Espíritu Santo obrar ahora secreta pero eficazmente en ti, y llevarte a creer en el Señor Jesús en este mismo momento! Amén.”
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==== Preguntas de estudio para la Parte 12: La fe en aumento  ====
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1. “La manera más rápida de creer es simplemente creer.” Explique este concepto.
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''Oración''
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2. ¿Cómo puede ayudar la oración al que está buscando a Dios sinceramente?
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''Oír con mucha frecuencia''
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3. Para aumentar su fe, ¿qué debe oír con frecuencia?
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''El testimonio de otros''
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4. ¿Tiene a su alrededor cristianos que están testificando de lo que Dios ha hecho en su vida? ¿Los está usted escuchando?
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<blockquote>Nota: Es importante que usted crea según la Biblia. En esta época, hay muchos que distorsionan la verdad de Dios, y añaden o quitan a lo que la Biblia misma dice. Por lo tanto, por favor siempre compruebe si lo que le dicen coincide con lo que ella dice. Pídales a los que están con usted que le muestren en la Biblia dónde dice lo que ellos dicen. Luego pídale a Dios que lo guíe a toda verdad. Busque maestros que creen que la Biblia es la Palabra infalible de Dios (es decir: sin errores). </blockquote>  
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''Fijarse en la autoridad''
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5. ¿Cuál es el punto principal del relato del capataz y su jefe? ¿Cómo se aplica espiritualmente?
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6. ¿Qué es lo que tiene que creer para ser salvo?
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''Someterse a Dios''
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7. a. ¿Cuál es la raíz de la incredulidad? ¿Por qué?<br>b. ¿Qué le recomienda hacer Spurgeon?<br>c. ¿Lo ha hecho? Si no, ¿por qué no?
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Current revision as of 20:42, 23 September 2008

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No por el poder humano

“Os es necesario nacer de nuevo.” Estas palabras de nuestro Señor aparecen amenazadoras en el camino de muchos, como la espada del querubín a la puerta del Paraíso. Se han dado por vencidos, porque este cambio está más allá de lo que pueden lograr con sus esfuerzos. El nuevo nacimiento es de arriba y por lo tanto no se puede lograr por medio del poder humano. Lejos está de mí negar o encubrir aquí una verdad a fin de brindar un consuelo falso. Admito francamente que el nuevo nacimiento es sobrenatural y que no es obra que el pecador pueda llevar a cabo por sus propios medios. De poco le serviría a mi lector que yo fuera tan tonto como para querer levantarle el ánimo, convenciéndolo de que rechace o que no le dé importancia a lo que es una verdad indiscutible.

Pero ¿no es digno de notar que este mismo capítulo en que el Señor declara que el nuevo nacimiento es de arriba y obra divina, contiene también la afirmación más potente en cuanto a que la salvación es por fe? Lee todo el capítulo 3 de Juan, y no reflexiones únicamente en sus primeros versículos. Es cierto que el versículo 3 dice:

“Respondió Jesús, y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.”

Pero luego los versículos 14 y 15 dicen lo siguiente:

“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

El versículo 18 repite la misma doctrina en términos más amplios:

“El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”

Es lógico que estas dos afirmaciones coincidan, ya que salieron de los mismos labios y se encuentran en una misma página inspirada. ¿Por qué nos creamos nosotros problemas donde no es posible que los haya? Si una afirmación nos asegura que para la salvación se requiere una cosa que sólo Dios puede darnos, y si otra afirmación nos asegura que el Señor nos salvará por medio de nuestra fe en Jesús, podemos llegar a la conclusión segura de que el Señor concederá a todos los que creen todo lo que declara necesario para la salvación. De hecho, el Señor produce el nuevo nacimiento en todos los que creen en Jesús y su fe es la manifestación más palpable de que han nacido de nuevo.

Confiamos en que Jesús hará lo que no somos capaces de hacer nosotros. Si nosotros pudiéramos hacerlo ¿por qué acudir a él? A nosotros nos toca creer, al Señor le toca crear la vida nueva en nosotros. Él no cree en lugar nuestro, tampoco haremos nosotros la obra de regeneración en lugar de él. Basta que nosotros creamos, obedeciendo su mandamiento de gracia; al Señor corresponde obrar el nuevo nacimiento en nosotros. El que pudo ir al extremo de morir en la cruz por nosotros, puede y quiere concedernos todas las cosas necesarias para nuestra seguridad eterna.

Obra del Espíritu Santo

“Pero un cambio de corazón que salva es obra del Espíritu Santo.” Esto es también una verdad ciertísima, y lejos esté de nosotros dudarlo y olvidarlo. Pero la obra del Espíritu Santo es secreta y misteriosa, y sólo se puede percibir por los resultados. Hay misterios en nuestro nacimiento natural que sería curiosidad profana intentar penetrar, más aún lo sería en el caso de las operaciones sagradas del Espíritu de Dios. “El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va: así es todo aquel que es nacido del Espíritu.” Pero esto sabemos: la obra misteriosa del Espíritu Santo no puede ser razón para que nos neguemos a creer en Jesús, de quien este mismo Espíritu da testimonio.

Si se diera a una persona el encargo de sembrar un campo, no podría excusarse de no hacerlo diciendo que no valdría la pena sembrar, a menos que Dios hiciera brotar la semilla. No quedaría justificada su negligencia en labrar la tierra porque sólo la energía secreta de Dios puede producir una cosecha. Nadie deja de hacer las tareas cotidianas por la razón de que “si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los edificadores.” Es cosa segura que el que cree en Jesús, jamás hallará que el Espíritu Santo se niegue a obrar en él. El hecho es que su fe es prueba de que el Espíritu ya está obrando en su corazón.

Dios obra en su providencia, pero no por eso ha de quedar inmóvil la humanidad. Los hombres no podrían moverse si el poder divino no les diera vida y fuerza, y no obstante siguen adelante con sus tareas sin cavilar, recibiendo día tras día la fuerza de aquel en cuyas manos está su aliento y de quien es todo su andar. Nos arrepentimos y creemos aunque no podríamos hacer lo uno ni lo otro si el Señor no nos capacitara para ello. Volvemos la espalda al pecado confiando en Jesús, y luego percibimos que el Señor ha obrado en nosotros tanto en el querer como en el hacer, según su voluntad. Es inútil pretender que haya alguna dificultad en esta cuestión.

Algunas verdades que son difíciles de explicar con palabras, son muy sencillas en la experiencia. No hay contradicción entre la verdad de que el pecador cree y de que su fe es obra del Espíritu Santo. Sólo la necedad puede llevar al hombre a cuestionar cosas sencillas, cuando su alma se encuentra en peligro. Nadie rehusaría entrar en un bote salvavidas por no saber la fuerza de gravedad de los cuerpos, ni el medio muerto de hambre rehusaría comer por no conocer todo el proceso de la nutrición. Si tú, querido lector, no quieres creer hasta comprender todos los misterios, nunca serás salvo, y si permites que las dificultades que inventa tu imaginación te impidan aceptar el perdón por medio de la fe en tu Señor y Salvador, perecerás una condenación bien merecida. No cometas suicidio espiritual por tener una pasión por discutir sutilezas metafísicas.

Preguntas de estudio para la Parte 13: La regeneración y el Espíritu Santo

“No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.” - Juan 3:7

No por el poder humano
1. Por favor vuelva a leer Juan 3:3, y Juan 3:14, 15, 18.

a. ¿Cuál es el punto clave de 3:3?
b. ¿Cuál es el punto clave de 3:14, 15, 18?
c. ¿Qué ‘contradicción’ aparente hay entre estos versículos?
d. ¿Cuál es la conclusión a la que llega Spurgeon?
e. ¿Comprende esto? Si no, ¿por qué no?

Obra del Espíritu Santo

2. Si un cambio de corazón que salva es la obra del Espíritu Santo, ¿es correcto negarse a creer y esperar que Dios obre? ¿Por qué?

Nota: Si no comprende todas las preguntas relacionadas con este capítulo, ¡no se preocupe! Spurgeon dice no esperqr a “creer hasta comprender todos los misterios”, sino ¡actuar creyendo que Dios ya le ha dado fe!
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