Whose Obedience and Death Brings About The Fact that God Is Totally for Us?/es

From Gospel Translations

(Difference between revisions)
Jump to:navigation, search
Line 5: Line 5:
''Parte de la conclusión del nuevo libro'': El futuro de la justificación<br>
''Parte de la conclusión del nuevo libro'': El futuro de la justificación<br>
 +
<br>
 +
Nuestra única esperanza ante las demandas radicales de la vida cristiana es que Dios está completamente por nosotros, ahora y para siempre. Por consiguiente, Dios no ha decretado que la vida cristiana sea la base de nuestra esperanza de que Dios está por nosotros. Esa base es la muerte y justicia de Cristo, y se considera nuestra sólo por medio de la fe. Todo castigo que debiera haber caído sobre nosotros a causa de nuestro pecado, lo sufrió Cristo por nosotros en la cruz. Y toda obediencia que Dios requiere de nosotros, para que Él, como nuestro Padre, pudiera estar completa y eternamente por nosotros, y no en contra de nosotros, lo ha logrado Cristo, en nuestro lugar, por medio de su perfecta obediencia a Dios.<br>
-
Nuestra única esperanza ante las drásticas demandas de la vida cristiana es que Dios está completamente por nosotros, ahora y para siempre. Sin embargo, Dios no ha dispuesto que la vida cristiana sea la base de nuestra esperanza de que Dios está por nosotros. Esa base es la muerte y justicia de Cristo, y es considerada nuestra sólo por medio de la fe. Todo el castigo requerido de nosotros a causa de nuestro pecado, lo sufrió Cristo por nosotros en la cruz. Y toda la obediencia que Dios requería de parte nuestra para que Él, como nuestro Padre, pudiera estar completa y eternamente por nosotros, y no en contra de nosotros, ha sido cumplida por Cristo, en nuestro lugar, por medio de su perfecta obediencia a Dios.<br>
+
''Ése'' castigo y&nbsp;''ésa'' obediencia (no toda obediencia) se han cumplido y quedan en el pasado. Nunca cambiarán. Nuestra unión con Cristo y el disfrute de estos beneficios han sido asegurados para siempre. Dios establece nuestra unión con Cristo sólo por medio de la fe. Esta unión nunca fallará, porque en Cristo, Dios está por nosotros, como un Padre omnipotente que sostiene nuestra fe y hace que todas las cosas ayuden para nuestro bien eterno. El único medio a través del cual Dios preserva nuestra unión con Cristo es la fe en Cristo—el acto estrictamente ''recibidora&nbsp;''del alma.<br>
-
 
+
-
''Éste'' castigo y''ésta'' obediencia (no toda obediencia) se han cumplido y quedan en el pasado. Nunca cambiará. Nuestra unión con Cristo y el goce de estos beneficios han sido asegurados para siempre. Sólo mediante la fe es que Dios establece nuestra unión con Cristo. Esta unión nunca fallará, porque en Cristo, Dios es por nosotros, como un Padre omnipotente que sostiene nuestra fe y hace que todas las cosas ayuden para nuestro bien eterno. El único medio a través del cual Dios preserva nuestra unión con Cristo es la fe en Cristo—el puro acto de''recibir''del alma.<br>
+
=== El Lugar de Nuestras Buenas Obras en los Propósitos de Dios<br> ===
=== El Lugar de Nuestras Buenas Obras en los Propósitos de Dios<br> ===
-
Nuestras buenas obras de amor no causan o aumentan que Dios sea para nosotros como un Padre comprometido a darnos gozo eterno en su presencia. Ese compromiso paternal de estar por nosotros de esta manera fue establecido una vez para siempre para todos por medio de la fe y unión con el Hijo de Dios. En su Hijo, la perfección y el castigo que se requerían de nosotros pertenecen al pasado y son inmutables. Esta perfección y castigo fueron consumados por Cristo en su obediencia y muerte. No se puede cambiar o incrementar su suficiencia y valor.<br>
+
Nuestras buenas obras de amor no causan ni aumentan que Dios sea para nosotros como un Padre comprometido a darnos gozo eterno en su presencia. Ese compromiso paternal de estar por nosotros de esta manera fue establecido una vez por siempre y para todos por medio de la fe y unión con el Hijo de Dios. En su Hijo, la perfección y el castigo que se requerían de nosotros pertenecen al pasado y son inmutables. Esta perfección y castigo fueron realizados por Cristo en su obediencia y muerte. No se puede cambiar o incrementar su suficiencia y valor.<br>
Nuestra relación con Dios es con Aquél que se ha hecho para nosotros como un Padre omnipotente comprometido a hacer que todas las cosas ayuden a bien para nuestro eterno deleite en Él. Esta relación fue establecida en el momento de nuestra justificación cuando Dios removió su ira de justicia de nosotros, y nos atribuyó la obediencia de su Hijo, contándonos como justos en Cristo, y perdonando todos nuestros pecados, porque Él hizo que éstos fueran pagados por medio de la muerte de Jesús.<br>
Nuestra relación con Dios es con Aquél que se ha hecho para nosotros como un Padre omnipotente comprometido a hacer que todas las cosas ayuden a bien para nuestro eterno deleite en Él. Esta relación fue establecida en el momento de nuestra justificación cuando Dios removió su ira de justicia de nosotros, y nos atribuyó la obediencia de su Hijo, contándonos como justos en Cristo, y perdonando todos nuestros pecados, porque Él hizo que éstos fueran pagados por medio de la muerte de Jesús.<br>

Revision as of 04:34, 12 December 2007

 

Notice: This template is no longer in use. Please use {{Info}} instead.

¿Quién, a través de su obediencia y muerte, pone de manifiesto que Dios está completamente por nosotros?

Parte de la conclusión del nuevo libro: El futuro de la justificación


Nuestra única esperanza ante las demandas radicales de la vida cristiana es que Dios está completamente por nosotros, ahora y para siempre. Por consiguiente, Dios no ha decretado que la vida cristiana sea la base de nuestra esperanza de que Dios está por nosotros. Esa base es la muerte y justicia de Cristo, y se considera nuestra sólo por medio de la fe. Todo castigo que debiera haber caído sobre nosotros a causa de nuestro pecado, lo sufrió Cristo por nosotros en la cruz. Y toda obediencia que Dios requiere de nosotros, para que Él, como nuestro Padre, pudiera estar completa y eternamente por nosotros, y no en contra de nosotros, lo ha logrado Cristo, en nuestro lugar, por medio de su perfecta obediencia a Dios.

Ése castigo y ésa obediencia (no toda obediencia) se han cumplido y quedan en el pasado. Nunca cambiarán. Nuestra unión con Cristo y el disfrute de estos beneficios han sido asegurados para siempre. Dios establece nuestra unión con Cristo sólo por medio de la fe. Esta unión nunca fallará, porque en Cristo, Dios está por nosotros, como un Padre omnipotente que sostiene nuestra fe y hace que todas las cosas ayuden para nuestro bien eterno. El único medio a través del cual Dios preserva nuestra unión con Cristo es la fe en Cristo—el acto estrictamente recibidora del alma.

El Lugar de Nuestras Buenas Obras en los Propósitos de Dios

Nuestras buenas obras de amor no causan ni aumentan que Dios sea para nosotros como un Padre comprometido a darnos gozo eterno en su presencia. Ese compromiso paternal de estar por nosotros de esta manera fue establecido una vez por siempre y para todos por medio de la fe y unión con el Hijo de Dios. En su Hijo, la perfección y el castigo que se requerían de nosotros pertenecen al pasado y son inmutables. Esta perfección y castigo fueron realizados por Cristo en su obediencia y muerte. No se puede cambiar o incrementar su suficiencia y valor.

Nuestra relación con Dios es con Aquél que se ha hecho para nosotros como un Padre omnipotente comprometido a hacer que todas las cosas ayuden a bien para nuestro eterno deleite en Él. Esta relación fue establecida en el momento de nuestra justificación cuando Dios removió su ira de justicia de nosotros, y nos atribuyó la obediencia de su Hijo, contándonos como justos en Cristo, y perdonando todos nuestros pecados, porque Él hizo que éstos fueran pagados por medio de la muerte de Jesús.

Por lo tanto, la función de nuestra propia obediencia, que emana de la fe—es decir, nuestras buenas obras producidas como el fruto del Espíritu Santo—es el hacer visible el valor de Cristo y el valor de su acto en substitución de nuestro castigo y de nuestra justicia. El propósito de Dios en el universo no es sólo el ser infinitamente digno, mas ser manifestado como infinitamente digno. Nuestras obras de amor, que son el producto de la fe, son la manera que la fe en Cristo manifiesta el valor de lo que ésta cree. Los sacrificios de amor por el bien de otros muestran el valor inconmensurable de Cristo como Aquél a través de cuya sangre y justicia se establece el hecho que Dios está siempre por nosotros.

Todos los beneficios de Cristo —todas las bendiciones que Dios nos da al estar por nosotros y no contra nosotros— se basan en el acto redentor de Cristo como nuestro Sustituto. Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? Con esta confianza —de que Dios es nuestro Padre omnipotente y que está comprometido a hacer que todas las cosas ayuden a bien para nuestro eterno deleite en Él— amaremos a otros. Dios ha diseñado y ordenado las cosas de tal manera que la fe invisible, la cual cree en Cristo como infinitamente digno, de fruto a obras de amor que hacen que el valor de Cristo sea visible. Por lo tanto, nuestros sacrificios de amor no toman ninguna parte en establecer el hecho de que Dios está completamente por nosotros, ahora y para siempre. Es todo lo contrario: El hecho de que Dios está por nosotros produce nuestros sacrificios de amor. Si él no estuviese completamente por nosotros, no perseveraríamos en la fe y por consiguiente no podríamos hacer sacrificios de amor.

Nuestro modo de pensar acerca de nuestras buenas obras debe siempre de ser: Estas obras son el resultado de que Dios está completamente por nosotros. Eso es lo que la sangre y justicia de Cristo ha asegurado y garantizado para siempre. Por lo tanto, debemos resistir toda tendencia de pensar acerca de nuestras obras como algo que establece o asegura el hecho de que Dios está siempre por nosotros. Es siempre lo contrario. Porque el está por nosotros, él sostiene nuestra fe. Y por medio de este acto fortalecedor de la fe, el Espíritu Santo produce el fruto del amor.

Evitar una doble tragedia

Sería una doble tragedia el pensar que nuestras obras de amor aseguran el hecho de que Dios está completamente por nosotros. No solo opacaríamos la razón por la que estas obras existen —que específicamente es para mostrar la belleza y valor de Cristo, cuya sangre y justicia es la única y autosuficiente garantía de que Dios está por nosotros —pero también estaríamos desacreditando la mismísima cosa que hace que las obras de amor sean posibles— que específicamente es, la seguridad de que Dios está completamente por nosotros, de lo cual nace la libertad y el valor para hacer los sacrificios de amor.

Nuestra obediencia noañadea la perfección y belleza y suficiencia absoluta de la obediencia de Cristo para asegurar la realidad de que Dios está por nosotros; ésta obediencia manifiesta esa perfección y belleza y suficiencia absoluta. Nuestras obras de amor son tan necesarias como el propósito de Dios para glorificarse a sí mismo. Es decir, son necesarias porque Dios es justo—el tiene un compromiso eterno y firme para hacer lo que a final de cuentas es lo correcto: hacer visible en el mundo el valor infinito de su Hijo.

Navigation
Volunteer Tools
Other Wikis
Toolbox