First Steps of Faith/No Other Book Like It/es

From Gospel Translations

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Como vimos en el estudio anterior, Dios te salvó por medio de tocar el núcleo duro e inerte de tu espíritu y darte vida. Haber nacido de nuevo es el milagro más grandioso que jamás recibirás. No será, por cierto, el último hecho sobrenatural de tu vida, pero seguirá siendo el más profundo. Todas las demás experiencias espirituales no podrán compararse con este evento culminante.

Ahora que estás espiritualmente vivo en Cristo, tienes una capacidad creciente de comprender verdades espirituales. Puedes entender ahora los misterios espirituales que antes te parecían irrelevantes o posiblemente hasta ridículos. Dios te ha empezado a revelar que la Biblia es un libro viviente...no en el sentido que te traerá los zapatos o que te arrimará la silla a la mesa de la cocina, pero viviente en el sentido de que sus palabras penetran profundamente en tu corazón y enfocan cuestiones específicas de tu vida.

Todo nuevo creyente debe tener una hambre creciente de conocer el contenido de la Biblia. Está escrito: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). Al estudiar la Palabra de Dios, encontrarás que da un nuevo enfoque a tu concepto de Dios, de ti mismo y de los demás. De hecho, comenzará a darle forma a tu vida entera. Como un mapa de carreteras, empezará a mostrarte los pasos que debes tomar. Empezará a cambiar las actitudes de tu corazón, las palabras de tu boca y las prioridades que gobiernan tu vida.

Encontrarás que esta Palabra viviente sabe más de ti que lo que sabes de ti mismo. No sólo te enseñará quién eres sino que también te revelará la multifacética naturaleza del Dios a quien sirves.

Cuando el creyente abre la Biblia, es con la profunda y solemne convicción de que está por escuchar la voz de Dios!1
— Octavius Winslow

Más sobre el tema: Lee el Salmo 19:7-11. A ver cuántos beneficios de las Escrituras
puedes encontrar en este pasaje. No es magia, pero...

Muchos consideran la Biblia como una lista de “haz esto” y “no hagas eso”. ¡Qué concepto tan triste y torcido de este magnífico libro! La Biblia contiene las palabras mismas del Dios Todopoderoso. Ha sido preservada a través de los siglos como el instrumento primordial de comunicación con su pueblo. Cuando los seguidores de Cristo leen la Biblia, el Espíritu Santo habla a través suyo y graba su contenido en sus corazones. La Palabra de Dios nos guía, sana, conforta, confronta, alienta, advierte, convence y cambia a fin de conformarnos más a la imagen de Jesús.

Sin una dieta diligente de la Palabra de Dios, es imposible lograr un progreso espiritual auténtico. Todo adelanto espiritual duradero que alguna vez consigas dependerá de que renueves tu mente con los pensamientos de Dios contenidos en su Palabra (Romanos 12:2). No te sientas abrumado por todo lo que no sabes. No te preocupes por las secciones que te resultan confusas o difíciles de entender. A estas alturas, regocíjate porque tienes en tu mano un libro hecho de papel, cuero, tinta y engomado que—al ser estudiado con un corazón humilde y dispuesto a aprender—cobra vida con sus respuestas relevantes y su orientación para tu vida.

La Biblia es tu clave para llegar a ser lo que Dios quiere
que seas. No sólo te mostrará qué hacer (y qué dejar de hacer),
sino que creará en ti ¡un anhelo por lo que ella requiere! Mejor
aún, al guardar la Palabra de Dios en tu corazón (Salmo 119:11),
estarás capacitado para cumplir ese anhelo—desarrollar una
serie de nuevos hábitos y pensamientos que complacen a Dios.
 

Estos últimos párrafos casi parecen una descripción de
una varita mágica, ¿no es cierto? La Biblia no es mágica,
pero es sobrenaturalmente poderosa, y debemos acercarnos
a ella con una actitud de reverencia
(Isaías 66:2). Porque al ir digiriendo
sus enseñanzas, al ir entregando nuestra
mente y voluntad a su verdad,
empieza a ocurrir una misteriosa
transformación—empezamos a reflejar
la imagen de Jesucristo.
 

El año pasado se vendieron más
Biblias que ningún otro libro en el
mundo. Lo mismo sucedió hace cinco
años. Hace quince años. Hace cincuenta
años. De hecho, la Biblia es el
libro de mejor venta de todos los tiempos,
y reafirma esa posición cada año.

1Son las 6:15 un jueves en la mañana...
acabas de leer un versículo en tu Biblia que
es totalmente confuso. ¿Qué debes hacer?
❏ Interpretar que Dios te está diciendo
que te vuelvas a la cama
❏ Tomar varias tazas de café
❏ Pedirle a Dios que te ayude a entender
lo que lees y seguir adelante
❏ Consultar tu horóscopo
❏ Buscar una versión de la Biblia
publicada como historieta

Medita en el Salmo
119:105. Sin la Biblia
como tu guía, andas
como si fueras ciego.
 

¿Qué libro ha sido traducido a más de 1,500 idiomas? La Biblia.
¿Por qué? Porque millones han descubierto lo que tú también
descubrirás: que la Palabra de Dios transforma poderosamente
la vida de los que se acercan a ella hambrientos de la verdad...
y listos para un cambio duradero.
Lo que la Biblia dice de la Biblia
 

¿Te imaginas andar en auto en un país que no tiene reglas
de tránsito? ¡Sería un desastre! Sin nada más que su instinto
para guiarles, los conductores tendrían suerte de llegar a la
primera o segunda esquina sin ser demolidos.
 

Todo el que quiere manejar un vehículo tiene que contar
con un manual o una guía para aprender cómo sobrevivir en
las carreteras. De la misma manera, cada creyente necesita la
Biblia para vivir la vida cristiana. Presenta los parámetros.
Establece las normas. La Palabra de Dios debe ser la autoridad
completa y final en cada área de tu vida. Por cierto no
puedes encaminar tu vida siguiendo las señales de la sociedad
moderna. Todo lo que el creyente piensa, dice y hace debe
ser determinado por la Palabra de Dios.
 

A menos que te hayas formado en un ambiente en que la
Biblia era respetada y obedecida, estas últimas afirmaciones
te pueden resultar un poco asombrantes. Hasta quizás te
preguntes: ¿Por qué? ¿Qué califica a la Biblia para ser la
autoridad determinante en mi vida?
Son buenas preguntas.
Al buscar la respuesta, dejemos que la Biblia hable por sí misma.
 

La Biblia es inspirada por Dios. “Toda Escritura es inspirada
por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir,
para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, equipado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).
 

La expresión “inspirada”
significa que Dios, no el
hombre, produjo este libro,
aunque usó instrumentos
humanos. Como ha escrito
John Stott: “Él [Dios] tomó
las mentes, las plumas, los
corazones, las educaciones,
las lenguas de los hombres
y los inspiró a escribir exactamente
lo que él quería decir.” No existe otro libro que pueda
reclamar un autor divino. Cada palabra, desde Génesis 1:1
hasta Apocalipsis 22:21 es la palabra perfecta, infalible de Dios
para la humanidad. Esto es lo que da a la Biblia su autoridad.

Cuando hacemos referencia a la autoridad de
la Biblia estamos diciendo que la Biblia, como la
expresión de la voluntad de Dios para nosotros,
posee el derecho supremo de definir lo que hemos
de creer y cómo nos hemos de conducir.2
— Millard Erickson
“ “
Medita en Lucas
21:33. Las verdades
de la Biblia nunca
serán contradichas
por avances científicos,
cambios sociales o
descubrimientos
arqueológicos.
Permanecerán para
siempre.
 

Más sobre el tema:
¿Qué te indica
Jeremías 23:29
sobre el poder de la
Palabra de Dios?
Más sobre el tema:
Según 2 Pedro
1:20-21, ¿Cuál es
el origen de las
Escrituras?
 

La Biblia es “viviente.” “Pues habéis nacido de nuevo, no de
una simiente corruptible, sino de una incorruptible, es decir,
mediante la palabra de Dios que vive y permanece” (1 Pedro 1:23).
 

La Biblia no es un registro histórico mustio de un Dios que
actuó en milenios pasados. Es un documento viviente que
habla al pueblo de Dios en cada generación y cultura. Aunque
fue escrita hace miles de años, la sabiduría de la Biblia es
eterna. Ofrece comprensión y discernimiento para cada dilema
o desafío que enfrentes. Al leerla, el Espíritu Santo te revelará
cosas y te ayudará a aplicarlas a tu experiencia cotidiana.
 

Se dijo de Moisés que “recibió palabras de vida para
transmitirlas a vosotros” (Hechos 7:38). Sus palabras, y todas
las demás palabras en la Biblia, siguen vivas y nos hablan a
nosotros en la actualidad.
 

La Biblia es penetrantemente poderosa.“Porque la palabra
de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada
de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu,
de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir
los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12).
 

La Palabra de Dios no tiene igual. No tiene rivales.
Sobrepasa por mucho cualquier otra pieza de literatura o
ciencia. De todas las “espadas de dos filos” que el hombre ha
inventado—la espada de la psicología, la espada del racionalismo,
la espada de la educación—ninguna puede penetrar y cambiar
el corazón como puede hacerlo la Biblia.
 

La Biblia es suficiente para dar respuesta a cada situación.
No hay nada como la Biblia que provea las pautas morales, la
sabiduría práctica, la esperanza o el alimento para el alma del
ser humano. Consuela a la viuda, convence al pecador, imparte
sabiduría a la madre y al padre de familia, reconcilia a esposos y
esposas, alienta al desesperado, sana al enfermo y fortalece al
cansado. La Palabra de Dios es más filosa que ninguna otra
espada de dos filos y corta profundamente en cada condición
que la humanidad posiblemente pueda enfrentar.
 

La Biblia es intachable. “En cuanto a Dios, su camino es
perfecto; acrisolada es la palabra del Señor” (Salmo 18:30).
 

Las Escrituras no contienen errores ni se contradicen.
Más grandiosa que la más grandiosa obra literaria, es una
comunicación intachable de su Autor a sus lectores. La Palabra
no capitula ante la evaluación del hombre; más bien, evalúa al
hombre. Cada parte del hombre. Y los juicios que hace son
exactos en todos los detalles.
 

La Biblia está por sobre todas las cosas. “Me postraré hacia
tu santo templo, y alabaré a tu nombre por tu misericordia y tu
fidelidad; porque has engrandecido tu nombre y tu palabra
sobre todas las cosas” (Salmo 138:2).

La Palabra de Dios no busca el consejo de nadie. No necesita
aprobación ni aval humano. Aunque algunos no esten de
acuerdo con ella y la odien, ignoren o quemen, eso ni empeligra
ni reta su autoridad para nada.
 

La opinión que el hombre tiene de la Palabra de Dios es
totalmente irrelevante porque es Dios, no el hombre, el que ha
elevado las Escrituras sobre todas las cosas. Él ha establecido que
su palabra es central y suprema. La Palabra de Dios llevará a cabo
todo lo que Él ha decretado (Isaías 55:11). Aunque muchos la han
desafiado y se han burlado de ella a través de los siglos, la Palabra
de Dios está muy por encima de las
objeciones pusilánimes de sus detractores.
Las Escrituras permanecerán
para siempre, y ni una palabra de ellas
pasará. Hacemos bien en acercarnos
a la Biblia con reverencia, sometiéndonos
a su sabiduría y disfrutando de
las maravillosas revelaciones de Dios.
 

Estudia como si tu vida dependiera de ello
 

Vivo en una ciudad costera, en donde nuestro periódico local
reporta con frecuencia sobre las condiciones para la pesca.
En cierta ocasión reportó un suceso espeluznante ocurrido
en la zona. El asunto fue así.
 

Una embarcación fletada había salido a pescar. Después
de varias horas picó un pez. Uno grande. Interrumpiendo la
calma, una de las líneas empezó el inconfundible “ziiing” que
todos habían estado esperando. El primer oficial de cubierta
entró inmediatamente en acción, guiando al pescador novicio
mientras el pez espada luchaba frenéticamente para soltarse
del anzuelo.
 

Durante dos horas, el pez de más de 300 kilos y el barco
de 18 metros libraron una batalla sin tregua. Por fin,
el gigantesco pez apareció en la superficie, exhausto, y empezó
a flotar silenciosamente sobre su costado. No quedaba un
gramo de resistencia en su extenuado y majestuoso cuerpo.
Pero ni el tranquilo cielo azul, ni el agua profunda en que se
encontraban dejaban sospechar lo que pronto sucedería.
 

El primer oficial, que había sido testigo de este drama
docenas de veces, rutinariamente tomó la línea y empezó a
maniobrar a fin de colocar al pez en posición para subirlo a
bordo. Sabía que la técnica correcta era enlazar la línea una
vez alrededor de su mano enguantada y su antebrazo. Así, si
el pez daba un súbito tirón, podía soltar la línea y ésta se

2 La única respuesta apropiada a las
Escrituras puede describirse con una sola
palabra. ¿Cuál es? (Lee Isaías 66:2.)
 

Más sobre el tema:
Lee Deuteronomio
32:45-47. ¿Cómo describió
Moisés las leyes
de Dios al Pueblo de
Israel? ¿Te das cuenta
que tienes que tratar
las Escrituras con este
mismo respeto?
 

deslizaría fácilmente del brazo. Pero esta vez, por alguna razón,
el oficial enlazó la línea dos veces alrededor del brazo.
 

Con una sacudida inesperada y violenta de su poderosa cola,
el pez espada hizo un último esfuerzo por escapar. La línea se
enredó alrededor de la muñeca del oficial. En un segundo fue
tirado por la borda. Los demás en el bote observaron horrorizados
cómo el gigantesco pez empezaba a nadar tranquilamente hacia
el fondo del mar, llevándose al primer oficial a la rastra.
Nunca más apareció.
 

El primer oficial pagó un precio horrible por no hacer una
tarea en la forma como debía hacerse. Tratar de atrapar un
pez de 300 kilos que está dominado por el pánico es algo que
no debe encararse a la ligera. Lo mismo se aplica a la vida
cristiana. Intentar vivir para Cristo sin la dieta constante de
la Palabra de Dios es coquetear con peligro serio.
 

¿Cómo debes acercarte a la Palabra de Dios? Como si tu vida
dependiera de ello—porque de ello depende. Te recomiendo el
método LPPMMA: Lee, Piensa, Pregunta, Memoriza, Medita y
Aplica. No es un acrónimo muy interesante, pero quizás te
ayude a recordar los seis pasos necesarios para aprovechar al
máximo las Escrituras.
 

Lee. No te puedes beneficiar de la Biblia sin leerla. Eso es
bastante obvio. Pero a fin de leerla con eficacia, tienes que
detenerte un poco y relacionarte con ella. Reserva un momento
en tu día para leer un par de capítulos sin apuros, saturando
lentamente tus pensamientos con la verdad. Apaga el estereo.
Déjate de pensar en tus planes para la próxima semana o en
las vacaciones que pronto
tomarás. Centra tus pensamientos
en escuchar cómo
Dios te habla por medio de
su Palabra. Para la mayoría,
temprano en la mañana es el
mejor momento para leer.
Requiere irte a la cama lo
suficientemente temprano
como para despertarte con la mente despejada y no estar
comatoso. (¿Notas cómo la Palabra de Dios ya está afectando
tus costumbres? ¡Cuando es la pasión y prioridad de tu vida,
afecta hasta la hora que te vas a dormir!)
 

Aunque toda la Biblia es la Palabra inspirada de Dios, el nuevo
creyente debe elegir su dieta con cuidado. Muchos empiezan a
prisa en Génesis, para sólo acabar muriendo una muerte lenta
a la mitad de Levítico. Una manera de dar variedad es leer un
capítulo de los libros históricos o proféticos del Antiguo
Testamento, luego un capítulo de los libros poéticos (Job, Salmos
20
Leamos la Biblia reverente y diligentemente, con
la sincera determinación de creer y poner en práctica
lo que en ella encontramos. No debemos tomar a la
ligera la forma cómo usamos este libro.3
— J.C. Ryle
“ “

Medita en el Salmo
119:97. ¿Refleja esto
tus sentimientos sobre
la Palabra de Dios?
 

o Proverbios), seguido de un capítulo del Nuevo Testamento. El
lector promedio como yo, puede hacer todo esto en 20 minutos.
Otra opción es leer un libro de la Biblia capítulo por capítulo.
 

Escudriñar sistemáticamente las Escrituras es vital para tu
crecimiento espiritual. Abundan las excusas de por qué no
podemos o no lo hacemos, pero... ¿Cómo puedo decirlo con
tacto?... son todas falsas. Siempre encuentras el tiempo para
hacer lo que te es importante.
 

Mi esposa sale a correr casi todos los días. ¿Cómo encuentra
el tiempo? No lo encuentra—aparta el tiempo, porque correr es
importante para ella. ¿Por qué corro yo una o dos veces al año?
Porque para mí es importante evitarlo.
 

Yo prefiero otro deporte y lo practico
muy seguido. Ya sabes por qué.
Porque es importante para mí. Pero a
mi esposa no le interesa mi deporte así
que no lo practica. Si queremos crecer
como creyentes, tenemos que apartar
el tiempo para leer la Biblia fielmente.
En caso contrario, dice el autor Donald
Whitney: “restringimos severamente
el flujo principal de la gracia santificadora
de Dios hacia nosotros.”4
 

Piensa. A veces llego al final de un
pasaje bíblico y me doy cuenta de que he estado pensando en
todo menos en lo que leía. He pasado momentos de estudio
bíblico planeando una excursión con mis amigos, o mentalmente
mejorando mi estilo en algún deporte o ¡peor! Cuando te pase
esto (y es inevitable), es mejor hacer una pausa por un instante
y pedirle a Dios que te ayude a enfocar tus pensamientos. Luego,
obliga a tu mente distraída a pensar en lo que dice la página.
 

Pregunta. Cuando recibo una carta personal, instintivamente
quiero saber: “¿De quién es?” La segunda pregunta que me viene a
la mente es: “¿Qué le estará pasando que lo incitó a escribirme?”
Hacer preguntas como éstas durante el estudio bíblico te ayudará
muchísimo a comprender las verdades espirituales más profundas
de un pasaje. ¿Quién es el autor? ¿Quién es su público? ¿Cuál es
el contexto cultural e histórico de este libro en particular? ¿Qué
te dice el pasaje acerca de ti mismo, de Dios o de alguna verdad
bíblica? Un buen estudio bíblico tiene las respuestas a muchas
de estas preguntas en sus notas introductorias o de estudio.
Otras herramientas útiles para estudiar son: una concordancia,
un diccionario bíblico y un atlas de la Biblia.
 

Memoriza. Me sorprende la cantidad de gente que afirma que
no puede memorizar versículos de la Biblia. Esta es la gente
que puede decir de memoria la lista de jugadores de su equipo

3¿Con qué frecuencia lees la Biblia? Marca
el cuadrado que lo indique. En una escala
de 1 a 8, ¿En qué posición estás?
 

Medita en 1 Timoteo
4:7-8. Tu espíritu no
disfrutará del ejercicio
con naturalidad—necesitas
ponerte en forma.
❏ Diariamente ❏ 2-3 veces a la
semana
❏ Semanalmente ❏ 2-3 veces al mes
❏ Una vez por mes ❏ Ocasionalmente
❏ No sé ❏ Nunca

Más sobre el tema:
¿Qué crees que significa
escribir la verdad en
“la tabla de tu corazón”?
(Proverbios 3:3) ¿Cómo
puede cumplir esto la
memorización de las
Escrituras?
 

favorito de fútbol, el número de teléfono de todos sus amigos,
los ingredientes y medidas de 20 recetas de cocina, o los días,
horas y canales de sus programas favoritos de TV. Pero cuando
de memorizar la Palabra de Dios se trata, están convencidos de
que tienen el cerebro de un mosquito.
Cuando de memorizar la Palabra de Dios se trata, la cuestión
no es tu habilidad sino tu motivación. Déjame darte una
ilustración.
 

Cierto día me dispuse a ayudar a mis hijos a aprender unos
versículos bíblicos. Me miraban como si les hubiera pedido que
se arrojaran por el Río Amazonas en una bañera. Estaban convencidos
de que era demasiado difícil. Así que hice un trato con
cada uno. A fin de recibir el dinerito que les daba semanalmente,
ellos tenían que memorizar cada semana un mínimo de tres
versículos de mi elección. De otra manera, !nada!
 

A los dos o tres días se
sabían los versículos de
memoria y podían recitarlos
a la perfección. Hmmmmm...
Esto me llevó a un par de
conclusiones. Primera, mis
hijos podían aguantar el
esfuerzo mental de memorizar
versículos bíblicos.
 

Segunda, si seguíamos así quedaría en bancarrota.
Tengo la costumbre de escribir versículos en tarjetas de
fichero, de unos 7.5 x 13 cm. y de repasarlos durante el día.
Mi esposa muchas veces coloca los versículos cerca del
fregadero de la cocina para poder leerlos mientras trabaja.
Esta sencilla disciplina es una manera buenísima de inscribir
la Palabra de Dios en tu mente y tu corazón.
 

Meditación. Aunque los primeros cuatro pasos son importantes
para absorber la Palabra, ninguno tiene el impacto espiritual de
la meditación. Piensa cuidadosamente en esta cita de Carlos
Spurgeon, el pastor británico que cautivó a miles con su predicación
a mediados del siglo XIX:
 

Nuestra vida no se nutre meramente por escuchar un poco a
esto y luego a aquello y luego a otra porción de la verdad
divina. Escuchar, leer, marcar y aprender requieren digerir
interiormente para completar su utilidad, y el digerir internamente
la verdad radica mayormente en meditar sobre
ella. ¿Por qué es que algunos cristianos, aunque escuchan
muchos sermones, no logran mas que avances pequeños en
su vida espiritual? Porque no dedican tiempo para estar a
solas y meditar profundamente en la Palabra de Dios.6
 

Sin importar que tan diligentes somos en
nuestras actividades cristianas, debemos recordar que
la práctica más transformadora a nuestra disposición
es la absorción disciplinada de las escrituras.5
— Donald Whitney
“ “
La meditación bíblica nada tiene que ver con los altares
budistas ni los mantos de azafrán. La palabra meditación significa
sencillamente “hablar con uno mismo” o reflexionar sobre
un pensamiento. Piensa en una vaca rumiando repetidamente—
eso es lo que hace el cerebro cuando meditas en algo.
 

La gente medita todo el
tiempo sin darse cuenta.
Medita sobre el ensayo que
debe presentar antes del fin del
curso. Medita sobre el tema
de la reunión de la semana
próxima o el costo de las reparaciones
que tiene que hacer
en la casa. He visto a personas
en el transporte público tan
ensimismadas en algo que las consumen, ¡que hasta hablan solas!
 

La meditación es trabajo—a veces trabajo agotador. ¿Por qué?
Porque tu mente tiende a ser tu parte más indisciplinada. No
obstante, Dios sigue ordenando al creyente que medite en su
Palabra. Reflexiona en el siguiente comentario de John Flavel,
pastor puritano del siglo XVI:
 

Sentimos un profundo desagrado por la meditación. Esto
no es cuestión de temperamento. El recluso o introvertido
no tiene ninguna ventaja sobre el cristiano activo, ocupado.
La verdadera meditación es una obra que, por naturaleza,
nos indispone, pero es una a la cual el Espíritu Santo
impulsa en quienes mora, a los que han confiado en
Jesucristo. A la obra de la meditación... los creyentes deben
aplicarse; pero primero tienen que reconocer que es un
deber y comprender lo que involucra.8
 

Piensa en pasajes bíblicos. Memorízalos. Recítatelos a ti
mismo continuamente. Enfatiza diferentes partes de un versículo
y considera los diversos sentidos de la palabra que aparecen. Por
ejemplo, tu meditación del Salmo 1:2 podría ser algo así:
 

“Sino que en la ley del Señor está su deleite...”

 ¿Por qué “deleite” y no alguna otra palabra? ¿Qué significa
deleitarse en algo? ¿En qué me deleito yo?
 

“Sino que en la ley del Señor está su deleite...”
 

¿Cómo puede la ley ser un deleite? ¿Qué actitud tengo
hacia la ley?

Medita en el Salmo
1:1-3: ¿Por qué se
distingue el hombre en
este pasaje? ¿Cuáles
son los resultados?
 

Recuerda, no es la lectura rápida, sino la seria
meditación en las verdades santas y celestiales, que
las hacen dulces y provechosas al alma. No es el que
más lee, sino el que más medita, que probará ser el
cristiano más especial, dulce, sabio y fuerte.7
— Thomas Brooks
“ “
 

Más sobre el tema:
Lee Santiago 1:22-25
para encontrar una
descripción de alguien
que escucha la Palabra
pero no la aplica.
 

“Sino que en la ley del Señor está
su deleite...”
 

¿Qué implica el título “Señor”?
¿Cómo reacciono a las autoridades
humanas? ¿A la autoridad de Dios?
  

Medita en el texto. Mastícalo.
Extrae de él las ideas sin precio que
alimentan e inspiran tu espíritu. Si
deseas beneficiarte de la disciplina
espiritual de la meditación, éstos son
los requisitos: una voluntad sometida a la Palabra de Dios,
un corazón hambriento por todo lo que Dios dice y una mente
enfocada en el pasaje en mano.
 

Aplicación. La última parte del estudio bíblico, y a menudo
la más descuidada, es la aplicación. “Como masticar sin tragar,”
escribe Donald Whitney, “así también la meditación es
incompleta sin algún tipo de aplicación. Si no aplicamos esos
versículos a la vida no tendrán más valor duradero para
nosotros que lo que tendrían para un loro.”9
 

No puedes crecer como creyente a menos que aprendas a
aplicar la Palabra de Dios a tu vida. Aplicación, no meramente
información, debe ser siempre el objetivo definitivo al estudiar
las Escrituras.
 

Una de las maneras más efectivas de aplicar las Escrituras
es interactuar con ellas usando un formato de preguntas y
respuestas. Concluyamos dialogando con dos versículos que
consolidan todo este estudio:
 

Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar,
para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin
de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda
buena obra. (2 Timoteo 3:16-17)
 

¿Muestra este pasaje algo acerca de Dios?
 

Claro que sí. Él personalmente ha “inspirado” la Biblia
haciéndola existir. Me ha dado un recurso que es práctico.
Y le interesa profundamente el efecto de su Palabra en mí.

¿Me muestra este pasaje algo especial sobre mí mismo?
 

Ser justo y recto no es algo que sucede al azar—tengo
que capacitarme para serlo. Esa capacitación incluye la
amonestación y corrección. ¿Estoy dispuesto a pagar ese

4Si fueras hindú, meditarías a fin de vaciar
tu mente. ¿Cómo describirías la meta de
la meditación cristiana?
 

precio por la justicia y rectitud?
¿Me he sometido a la
enseñanza de la Biblia y
convencido que es inspirada
por Dios? De ser así, puedo
aspirar a estar “equipado
para toda buena obra”—
¡qué potencial! Mi vida no
carece proposito. ¡Dios tiene
trabajo para mi!
 

¿Me dice este pasaje que
deje de hacer o que empiece a hacer algo?
 

Me muestra cuatro usos específicos de la Biblia: enseñar,
reprender, corregir e instruir en justicia. ¿Sé lo que significan
estas cosas? ¿Las estoy haciendo? Este pasaje me dice que me
capacite perfectamente para toda buena obra. ¿Cuál es mi
estado actual? ¿En qué aspectos estoy poco capacitado?
¿Qué partes de la Biblia debería estar estudiando a fin de estar
mejor capacitado?
 

Hay muchas otras preguntas que te podrías hacer después
de estudiar estos dos versículos. Lleva tiempo y concentración,
pero este diálogo activo con las Escrituras transformará tu estudio
de una faena tediosa a una aventura diaria. Su aplicación es
esencial, porque sólo entonces ocurre un verdadero crecimiento
espiritual. Sólo entonces va sucediendo un cambio medible.
Sólo entonces tiene la Palabra de Dios el impacto sobre tu vida
que Él intenta que tenga. �
25
Si la Biblia fuera el libro más aburrido del
mundo, tedioso, nada interesante y aparentemente
irrelevante, aún sería nuestro deber estudiarla. Si su
estilo literario fuera torpe y confuso, el deber seguiría
siendo el mismo. Como seres humanos vivimos bajo
una obligación, que es mandato divino, de estudiar
diligentemente la Palabra de Dios. Él es soberano,
es su Palabra y Él ordena que la estudiemos.10
— R. C. Sproul


© 2001 Sovereign Grace Ministries
1. ¿Qué impresiones de la Biblia tenías antes de ser creyente?
2. Si la Biblia es “la manera principal [de Dios] de comunicarse
con su pueblo” (página 16) cuáles son otros medios?
3. ¿Puedes traer a mente una ocasión cuando la Palabra de Dios
te guió en una situación o decisión específica?
4. ¿Te ha sucedido alguna vez que un versículo de la Biblia en
particular te impactó pareciendo “saltar de la página”? Describe
al grupo tu experiencia.
5. ¿Qué parte de la Biblia estás leyendo estos días? ¿Cuándo la
lees? ¿Tienes un lugar favorito para leerla?
6. ¿Tienes ideas que puedas compartir con el grupo que hayan
hecho que tu propio estudio bíblico sea más consistente y
provechoso?
7. Como grupo, escojan cualquier pasaje bíblico y dediquen
cinco minutos a formular preguntas sobre el mismo. (Refiéranse
a la página 24)
8. ¿Estás dispuesto a vivir bajo la autoridad de las Escrituras?
Spiritual Disciplines for the Christian Life by Donald
Whitney (Colorado Springs, CO: NavPress, 1991)
How to Read the Bible for All It’s Worth by Gordon Fee
and Douglas Stuart (Grand Rapids, MI: Zondervan
Publishing House, 1982)
Knowing Scripture by R.C. Sproul (Downers Grove, IL:
InterVarsity Press, 1977)
Como Estudiar e Interpretar la Biblia por R. C. Sproul
(Disponible por Editorial Unilit)
Lectura Eficaz de la Biblia, La por Gordon Fee and
Douglas Stuart (Disponible por Editorial Vida)
26
LECTURA
RECOMENDADA
DIÁLOGO EN GRUPO
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