This Great Salvation/This Great Salvation/es

From Gospel Translations

Revision as of 14:40, 20 June 2008 by Cmullery (Talk | contribs)
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La semana antes de mi proyectada conferencia en un retiro matrimonial, mi esposa Carolyn mencionó una deficiencia específica en nuestra relación. En realidad, se trataba de mi egoísmo. Estaba cada día más absorto con mis estudios y había fallado en tener un tiempo de comunicación efectiva con ella. Sin embargo, sentía tanta presión por terminar los preparativos para el retiro y el mensaje del siguiente domingo que no respondí ni cambié. Pensé que tenía una excusa legítima.
Medita en Hebreos 10:19-24. ¿Qué es lo que nos da la confianza de estar parados ante la santa presencia de Dios?

Pero en medio de mis preparativos, mientras desarrollaba el tema de que el egoísmo era un problema básico en muchos matrimonios, sentí que el Espíritu Santo me daba un golpe con toda la fuerza de la profecía de Natán al Rey David: “¡Tú eres ese hombre!” Mi culpa era evidente. Así que llamé inmediatamente a Carolyn para pedirle perdón. Tal como lo esperaba, ella me perdonó de inmediato. (Estar casada conmigo le ha dado mucha práctica en eso.)

Pero al reanudar mis estudios, experimenté la dolorosa y muy conocida realidad de la acusación. Un insistente pensamiento interrumpió mis esfuerzos: “¿Qué te califica para enseñar sobre la intimidad matrimonial en vista del hecho de que has pisoteado lo que vas a enseñar? ¡Lo pisoteaste aún mientras lo preparabas!

“Un sabio ha dicho que nuestra vida cristiana es como un taburete de tres patas. Las patas son la doctrina, la experiencia, y la práctica. En años recientes muchos cristianos no han mantenido juntas estas tres patas”.[1]
- J.I. Packer

No tuve ningún problema en identificar de dónde provenía la culpa que amenazaba paralizarme. El desafío era, ¿cómo podía deshacerme de ese sentimiento de culpabilidad?

Otro escenario se me había presentado una o dos semanas antes. Al parecer, varios de los artefactos eléctricos de casa habían conspirado en averiarse simultáneamente. (¿Te has dado cuenta que siempre sucede eso? ¿Por qué es que las cosas no pueden averiarse individualmente, en una secuencia manejable?) Se averió la aspiradora. Se averió el microondas - un gran desastre en mi hogar. Se me hace difícil esperar 15 segundos para que el microondas caliente mi comida, ¿cómo puedo esperar 15 minutos por el horno? ¡De ninguna manera! Además, nos pareció que la máquina de la calefacción no funcionaba bien cuando recibimos la cuenta eléctrica con el doble del cobro normal.

Para más estudio: Si alguna vez alguien tuvo el derecho de quejarse por las dificultades de la vida, fue Job. Has un contraste entre la actitud de Job antes de su revelación de la soberanía de Dios (Job 19:1-21) y después (Job 42:1-6).

Me encontré con una sorpresa final antes de que termine la semana. Carolyn se había levantado temprano para ir a trotar. Después de haber salido de la casa, regresó y preguntó con mucha calma: “¿Dónde está el automóvil?” Yo simplemente la miré, sin estar seguro de cómo contestar. ¿Dónde está el automóvil?, pensé. Está en la entrada del garaje. Ahí es donde estacionamos los automóviles. Pero no estaba ahí. Esperé 45 minutos antes de notificar a las autoridades, esperando que uno de mis amigos llamara y confesara que nos jugaba una broma pesada. El teléfono nunca sonó. Más tarde ese día la policía encontró mi automóvil abandonado a varios kilómetros de distancia, intacto con excepción de las ruedas. ¡Nuestro automóvil fue robado frente a nuestra propia casa!

Para cada una de las siguientes preguntas, pon una “X” en la parte de la escala que refleja con más certeza tu condición presente.
  • ¿Te sientes seguro–no sólo te das cuenta, sino que te sientes consistentemente seguro–del amor de Dios hacia ti? ¿Te admiras de la gracia de Dios?

<-No-------Poco-------Si->

  • ¿Puedes típicamente resistir las dudas y la depresión en medio de las pruebas?
<-No-------Poco-------Si->

¿Cómo hemos de responder a ese molestoso sentimiento de culpa (acusación), combinado con circunstancias difíciles y confusas (adversidad)? Tú quizás hayas experimentado cosas parecidas, o quizás más serias. Muy frecuentemente nos damos más cuenta de las acusaciones que de la gracia de Dios; nos sentimos aturdidos, hasta amargados durante la adversidad en vez de sentirnos seguros de la soberanía de Dios.

Antes de proceder con este capítulo, por favor toma un momento ahora para leer Romanos 8:28-39. Tan increíble como parezca, un sólido entendimiento de las verdades que contienen estos doce versículos te permitirá responder con un convincente “¡Sí!” a cada una de las preguntas en el cuadro a la izquierda. No existe una respuesta más eficaz a la acusación y la adversidad que ésta magnífica sección de las Escrituras.

Contents

¿Sabias?

Dos de los versículos en nuestro pasaje de Romanos muy bien podrían encontrarse en cualquier lista de secciones “más citadas” de la Biblia:

Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo a su propósito. (v. 28)

¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? (v. 31)

Pero permíteme presentar algo para tu consideración. Yo creo que muy frecuentemente tratamos de exhortarnos y animarnos unos a otros con estos versículos sin entender el contenido de los dos versículos del medio. Es inútil tratar, pues a menos que comprendamos el contexto que ofrecen los versículos 29 y 30 no podremos apreciar totalmente las promesas en los versículos 28 y 31 y en el pasaje que los sigue. Examina detenidamente estos dos versículos esenciales:

Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. (v. 29-30)

“Has oído el dicho, ‘la ignorancia es la madre de la superstición’. Desafortunadamente, la teología de muchos es la cristalización de la ignorancia más que la sistematización de la revelación de Dios. Vagan en la oscuridad teológica, formulando doctrinas que pertenecen al mundo de los hechiceros. Por lo tanto, cuando se nos pregunte ‘¿por qué teología?’ es necesario que digamos algo más de que todos tienen una teología. Debemos distinguir entre la teología correcta y la teología incorrecta. Pues la teología es como la espina dorsal. La teología correcta te hará caminar derecho y bien. La teología incorrecta te hará jorobado y te paralizará”.[2]"
- James Cantelon

Si hubieras llegado a mi casa el día que me robaron el automóvil y que mi microondas se averió, me hubieras aconsejado legítimamente que creyera que “Dios dispone todas las cosas para el bien”. Yo espero que hubiera respondido a esta verdad bíblica. Así mismo, tu podrías haberme exhortado a que rechazara el sentimiento de culpa que permaneció después de haber pedido perdón a Carolyn al recordarme que “si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica”. De nuevo, no hubiera podido haber negado la certeza de esta verdad. Pero si no se entienden dentro del contexto, estas promesas no pueden hacer nada más que efectuar un cambio o alivio temporal. Su eficacia está limitada hasta que comprendamos las doctrinas que contienen los versículos 29 y 30.

Para más estudio: ¿Cómo pudo el hombre que pasó por las experiencias que se encuentran en 2 Corintios 11:23-33 escribir Romanos 15:13?

Al leer Romanos 8:28-39 vemos claramente que Pablo estaba convencido de las cosas que escribió. Él sabía que Dios dispone todas las cosas para el bien de su vida, a pesar de las pruebas y sufrimientos de naturaleza que jamás experimentaremos nosotros. (Pablo definía “bien” no en términos de placer y prosperidad personal, sino conforme la imagen de Cristo.) El sabía que Dios lo había justificado aún cuando experimentaba acusación. El sabía que nada–ni la adversidad, la tribulación, la acusación, la persecución demoníaca, la muerte misma–podría separarlo del amor de Cristo (v. 35). ¿Qué le daba tal confianza y seguridad? Era su íntima familiaridad con estas cinco importantes doctrinas: conocimiento de antemano, predestinación, llamado, justificación, y glorificación.

¿Cuál de las siguientes situaciones sería la que más sacudiría tu confianza en el amor o el carácter de Dios?

Grandes problemas financieros

Diagnosis de cáncer

Muerte repentina de un amigo íntimo o miembro de familia

Desempleo por tiempo indefinido

Pensar en el infierno

Otro___________________

Ese mismo grado de convicción y fe te llenará al meditar en el contenido de los versículos 29 y 30. Cuando vengan las acusaciones tu podrás responder con confianza: “Dios es el que justifica”. Podrás decir con toda certeza: “Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman”, aún cuando estés experimentando circunstancias que parecen confusas, aturdidoras, y hasta contradictorias a lo que deseas.

Pablo basaba su confianza en las cinco doctrinas que cita Romanos 8:29-30: conocimiento de antemano, predestinación (o elección), llamado, justificación, y glorificación. En estas palabras tenemos una descripción del plan soberano y redentor de Dios.

“La convicción de que la doctrina cristiana es importante para la vida cristiana es uno de los puntos de crecimiento más importantes en la vida cristiana[3]"
- Sinclair Ferguson

Si lees cuidadosamente, notarás que Pablo usa el pasado pretérito en la lista de estas doctrinas (ej., “a los que predestinó, también los llamó”). No hay nada indeciso ni especulativo en estas declaraciones. Todo aspecto del plan redentor de Dios se menciona como si ya se hubiera cumplido en nuestra vida. Esa es la eterna perspectiva, según lo ha notado el conocedor de la Biblia F.F. Bruce:

El conocer de antemano y predestinar pertenecen al eterno consejo de Dios; el llamado y la justificación han sucedido en la experiencia de su pueblo; pero la gloria, en lo que concierne a su experiencia, está en el futuro. Entonces ¿por qué Pablo usa el mismo tiempo pasado para esto que usa para los otros hechos de Dios? Quizás está imitando el uso hebreo del ‘pasado profético,’ en el que un evento predicho se toma como tan seguro que se describe como si ya hubiera ocurrido. Como asunto de historia, el pueblo de Dios todavía no ha sido glorificado. Pero en cuanto al decreto divino, su gloria ha sido determinada desde la eternidad.[4]

Medita en Hebreos 11:1. ¿Mides tu justificación a base de tu emoción y experiencia personal o de la promesa de Dios?

Yo tuve una experiencia hace varios años que quizás ayude a clarificar todo esto. Como procedente de la zona de Washington, D.C. y ávido aficionado a los deportes, yo tenía más que un ligero interés en el partido de fútbol americano del Superbowl de 1988 entre los “Redskins” de Washington y los “Broncos” de Denver. También era un tanto cínico con respecto a la habilidad de los Redskins para desempeñarse bien bajo presión–especialmente después de ver al jugador de los Broncos, John Elway, dar un touchdown (similar a un gol en fútbol) de 80 yardas en la primera jugada. Pasé la primera parte del partido en cierto grado de tormento, el cuerpo contorsionado con cada jugada como si mis espasmos involuntarios y nerviosos pudieran mejorar el desempeño de los Redskins.

Poco después, los Redskins recuperaron el partido cuando Doug Williams lanzó cuatro touchdowns como nadie jamás lo había hecho antes. Poco a poco mi cinismo desapareció y el equipo pasó a ganar convincentemente.

“Jamás se puede lograr desafiar su soberanía. El está a cargo. Da miedo, pero también nos da un profundo sentido de seguridad. El nos cuida.[5]"
- James Cantelon

Lo interesante es la manera en que miré el partido mientras se desarrollaba y la manera en que miré la grabación del partido en video. La segunda vez fue muy diferente. Yo estaba relajado. Estaba disfrutando lo que comía. Yo sabía cuál sería el resultado antes de comenzar a mirar el partido. No importaba cuánto celebraran los aficionados de los Broncos el rápido touchdown de Elway, yo sabía que en pocos minutos comenzaría la dominación.

¿Cuál es el punto? Dios conoce tan bien el futuro como nosotros el pasado. El quiere impartir esa certeza y seguridad en nosotros aquí en el presente. El quiere que nosotros sepamos que hemos sido justificados, que sepamos que el dispone todas las cosas para el bien, que sepamos que nada puede apartarnos del amor de Cristo.

¿Lo sabes tú? ¿Tienes la misma seguridad que tenía Pablo? ¿O acaso todavía dudas del plan o la providencia de Dios?

Dios quiere que nosotros acojamos y gocemos de su plan de redención como un hecho cumplido en nuestra vida. Aunque es cierto que nuestra glorificación todavía no ha sucedido–eso no pasará hasta que Jesús vuelva y recibamos un cuerpo nuevo. Pero nosotros debemos vivir en lo bueno de este plan que se nos presenta y que comienza en la eternidad pasada y se extiende hasta la eternidad futura.

Medita en Isaías 6:1-7. ¿Qué hizo que Isaías clamara: “¡Ay de mí!”? ¿Alguna vez te has visto de la manera en que se vio él?

El impacto en nosotros en el presente es que podemos vivir con certeza y estar seguros de que el que comenzó tan buena obra en nosotros la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús. Cuando entiendes lo que es el conocimiento de antemano (aún al pequeño grado que es posible), cuando captas lo que es la elección, cuando aprecias el llamado, cuando te beneficias de la justificación, cuando anticipas la glorificación, entonces te das cuenta de que Dios está totalmente y obviamente de tu parte. ¡Nada te puede separar del amor de Jesucristo! Y aunque tu microondas se descomponga mañana o desaparezca tu automóvil, puedes saber con certeza que Dios dispone todas las cosas para tu bien porque amas a Dios y has sido llamado de acuerdo a su propósito.

Por el resto de nuestra vida y por toda la eternidad nos maravillaremos de estos aspectos del carácter y el plan de Dios. ¡Cuán indignos somos de su conocimiento de antemano, su predestinación, su llamado, su justificación, y su glorificación! Aunque todo se podrá entender mejor una vez que seamos glorificados con él, no estaremos menos maravillados de nuestra gran salvación.

Pero no esperemos hasta el final de la vida. Explorar nuestra gran salvación ahora hará una gran diferencia en la manera en que respondemos a la acusación y la adversidad mientras cumplimos con el propósito de Dios.

El Poder de la Teología

Para más estudio: Los cristianos auténticos constantemente serán ridiculizados y recibirán oposición de parte de su sociedad. Refuérzate leyendo Juan 15:20-21 y 2 Timoteo 3:12.

Ocurre una transición crucial en Romanos 8:31. Pablo pregunta: “¿Qué diremos frente a esto?” Resulta que Pablo tiene mucho que decir en los próximos nueve versículos. Y una vez que nos familiaricemos con el conocimiento de antemano, con la predestinación, con el llamado, con la justificación, y con la glorificación, podremos responder a esta gran salvación con la misma intensa convicción de Pablo. Considera esto.

Dios está de nuestra parte (v. 31). ¿Podría ser cierto esto? Si comenzaste este capítulo inseguro de la predisposición de Dios, no lo dudes más. El está de tu parte. El ha demostrado eso convincentemente, como veremos dentro de unos cuantos párrafos. La base para entender si Dios está de nuestra parte o no, no es subjetiva. Nuestro estado emocional no tiene importancia. El hecho objetivo y eterno del asunto es que Dios está de nuestra parte.

¿Quién puede estar en contra nuestra (v. 31)? )? Esta promesa podría fácilmente ser malinterpretada. Pablo no dice que nadie jamás se opondrá a ti. De hecho, ¡tanto él como Jesús garantizaron todo lo contrario! Sin embargo, nadie que esté en tu contra triunfará al final porque Dios está de tu parte. Ningún adversario puede desafiar con éxito la soberanía de Dios.

“A veces Dios permite que la gente nos trate injustamente. A veces hasta permite que sus acciones afecten seriamente nuestra carrera o nuestro futuro, visto desde un plano humano. Pero Dios nunca permite que la gente tome decisiones acerca de nosotros que debiliten el plan que él tiene para nosotros. Dios está de nuestra parte, nosotros somos sus hijos, él se deleita en nosotros (Sof. 3:17). Podemos tomar esto como una verdad fundamental: Dios jamás permitirá que se haga algo contra ti que no sea según la voluntad de él para ti. Y su voluntad siempre es para nuestro bien”.[6]
- Jerry Bridges

Considera las implicaciones de esta declaración. Quizás estés en una situación de trabajo en la que tu jefe parece tener algo personal contra ti. Quizás él hasta ha promovido a otros sin tomar en cuenta el hecho de que tú eras el más calificado. Esa puede ser una prueba muy difícil. Entonces, ¿qué puedes hacer en esa situación? Podrías comenzar a buscar otro trabajo, o ir a casa y aliviar tu tensión observando los peces tropicales en la pecera por un rato. Pero hay una manera mejor: Recuérdate que el Dios soberano está de tu parte. No importa lo que haga tu jefe, el Dios Todopoderoso está de tu parte y su propósito para tu vida no será frustrado.

Si puedes comprender esto, te garantizo que mañana irás a tu trabajo con una actitud diferente. ¡En vez de resentirte o resistir a tu jefe, te sentirás motivado a servirlo! Una transformación tan dramática sólo puede ocurrir si es que tú has comprendido lo que es el conocimiento de antemano, la predestinación, el llamado, la justificación, y la glorificación. Un correcto entendimiento de las doctrinas de la gracia cambiará para siempre la forma en que ves y respondes a las circunstancias. En vez de vengarte de tus adversarios, podrás amarlos, orar por ellos, y servirlos.

Ni siquiera Satanás puede lograr oponerse a nosotros. Después de todo, tendemos a exagerar su poder y autoridad. Debemos estar conscientes de él y guardar cierto grado de respeto a sus artimañas, pero él es un ser creado. El no puede hacer nada sin obtener el permiso de Dios. Y escucha bien, Dios no es indiferente a tu situación. El te ha escogido. El te conoce por nombre. El está de tu parte.

For Further Study: How should we respond to feelings and thoughts (including accusations) that contradict the promises of God’s Word? (See 2 Corinthians 10:4-5)

God gave his own Son for us (v.32). If you need proof that God is for you, look no further than the Cross. I cannot imagine what pain the Father must have experienced when he heard Jesus cry out, “My God, my God, why have you forsaken me?” He forsook his own Son so that we might know him as Father and never be forsaken ourselves. What further demonstration do we need? That bloody form hung there on the Cross to make this eternal proclamation: “I AM FOR YOU!”

Using an NIV translation of the Bible, fill in the missing blanks from Revelation 12:10:

“Now have come the ____________ and the _____________ and the ____________ of our God, and the authority of his ______________. For the _____________ of our brothers, who ____________ them

before our God _______ and _______, has been ____________ _________.”

No one can bring any charge against those God has chosen (v.33). You may be among those who know the torment of accusation. Past sins and failures relentlessly come to mind. No matter how many times you confess your sin, the memory of what you’ve done returns. But verse 33 is a legally binding statement: “Who will bring any charge against those whom God has chosen? It is God who justifies.” The holy and just Judge of all has rendered a verdict that cannot be reversed. He has declared that because of the substitutionary sacrifice of his Son, you are now justified before him. Every time you hear accusations, affirm and declare that you have been justified by the finished work of Christ.

Meditate on 1 Corinthians 15:3. What significance did Paul attach to the crucifixion when presenting the gospel?
Who is he that condemns (v.34)? As liberating as it is to shake off demonic accusations, of ultimate importance is the fact that God himself will not condemn us. On that day when every knee bows before the judgment seat of Christ, countless multitudes will hear the horrific, irreversible words, “I never knew you. Depart from me, you who are cursed, into the eternal fire prepared for the devil and his angels.” God doesn’t desire to say this to anyone. He has put the Cross squarely in our path so that we can be spared these dreadful words. But those who have stubbornly gone around it, who have refused to submit to it, will be sentenced to eternal torment.
"Justification has eschatological implications. It means that the verdict which God will pronounce over us on the Day of Judgment has been brought into the present. We therefore do not need to fear the Judgment Day; we who believe in Christ have already crossed over from death to life.[7]" - Anthony Hoekema

Yet because you have received Christ’s substitutionary sacrifice, no one can successfully bring a charge against you—not only in this lifetime but also at that critical moment when you stand before the judgment seat of God.

There’s no more effective way to fight condemnation than to focus on the Cross. If you’re lacking assurance or acceptance, fill your thoughts, your heart, and your worship with the Cross of Jesus Christ.

Write down the one problem or situation that’s troubling you most right now.



Doesn’t it encourage you to know that Jesus himself is praying for your needs at this very moment?

Jesus is interceding for us (v.34). In addition to the wonder of his willing death on our behalf, our Lord prays for us from his authoritative position at the Father’s right hand. He’s not passively waiting for the end of the age, occasionally looking at his watch. Nor is he simply relaxing and receiving the sacrifice of our worship and service. He spends your entire lifetime interceding for you—by name.

Doesn’t it encourage you to know Jesus himself is praying for your needs at this very moment?

Nothing shall separate us from the love of Christ (vv.35-39). When Paul says nothing, he means nothing. Trouble. Hardship. Persecution. Famine. Danger. Death. None of these can come between us and our Lord’s love.

For I am convinced that neither death nor life, neither angels nor demons, neither the present nor the future, nor any powers, neither height nor depth, nor anything else in all creation, will be able to separate us from the love of God that is in Christ Jesus our Lord (Ro 8:38-39).
"Nothing in the expanses of space (nor height, nor depth) or in the course of time (nor things present, nor things to come), nothing in the whole universe of God (nor any other creature) can sever the children of God from their Father’s love, secured to them in Christ.[8]" - F.F. Bruce

When pounded by accusation or hounded by adversity, we can feel separated from God’s love, as if he has abandoned us. An understanding of foreknowledge, predestination, calling, justification, and glorification delivers us from the unbiblical and unhelpful dependence on our fluctuating emotions at that time.

I know a man in England who could have reacted to his circumstances by charging God. I met Henry years ago at a conference. He is a respected Bible teacher and author in England and a man of proven character. In our interactions over the years I’ve been impressed with the kindness and care he consistently demonstrates.

Meditate on Philippians 1:21. How does this view of death compare with the world’s view?

During a recent visit to England I learned that Henry’s wife had a serious illness and wasn’t expected to live more than six months. I was surprised to see them present at the conference. Even more surprising was the joy so evident in their facial expressions. Almost unbelievable was the way they were reaching out to other people. Instead of secluding themselves in self-pity, they were continuing to serve as normal. I was deeply affected.

Henry and I met at breakfast one morning during the conference. “C.J.,” he said, “I’m sure you know what’s happening with my wife. I’ve sought God, I’ve seen him heal many people, but I have no word that she’ll be healed.” I didn’t know what to say. I was thinking to myself, How can I respond? The next time I see him, his wife won’t be with him.

As it turned out I didn’t need to say anything, because for the next 15 minutes Henry shared with me an invaluable lesson from Scripture and Church history on the subject of death. He quoted Charles Spurgeon, who described being most aware of God’s glory when at the bedside of a dying saint. He also cited this statement made by John Wesley of an earlier generation: “Our people die well.”

Henry’s sorrow was evident. He made no attempt to conceal his grief. But he was convinced that death could not separate him or his wife from the love of Jesus Christ.
"How then does the Christian view death? He learns to see it in its proper perspective. He does not lightly and superficially dismiss it. Nor does he allow his life to be paralysed by the fear of it. He recognizes that death is an enemy, but he rejoices in the assurance that not even death can separate him from the love of Christ.[9]" - Sinclair Ferguson

Decades of studying and teaching the great truths of foreknowledge, predestination, calling, justification, and glorification had convinced them of God’s sovereignty and love. They weren’t afraid. They were secure. As Henry stood up and left I commented to a friend, “That’s the power of understanding the doctrine of grace to change someone’s life and sustain them in the midst of adversity.”

At another point in the conference I was standing behind Henry as he worshiped. He turned back to me and said, “I’m going through my library and I have select books for certain men that I want to pass on to other generations. I’m going to be sending you a book.” Not only was he prepared for his wife’s death, but Henry was laboring to equip the next generation of leaders.

Don’t feel sorry for him. I was the one all broken up inside. There he was, worshiping with a soft smile on his face. Why wasn’t he bitter, depressed, complaining, or withdrawn? How could he minister joy to people in the midst of such deep, personal sorrow? Because Romans 8:38-39 was engraved on his heart: He knew that nothing could separate him from the love of Christ.

As the truths about this great salvation penetrate your heart, the result will be an ability to respond to accusation and adversity knowing and declaring that if God is for you no one can successfully oppose you, that he has justified you, and that nothing can separate you from his love.

If this book attempted to explore all five doctrines highlighted in this first chapter—foreknowledge, predestination, calling, justification, and glorification—it would be several hundred pages longer. (Actually, we would still be in the process of writing it!) We have opted to use the next six chapters to focus on just one: the magnificent doctrine of justification by faith.

As you work through these pages, please don’t be intimidated by the theology and doctrine you will cover. This stuff is full of life…and it will change your life. You will be awe-struck by the gift of justification that Jesus secured for us at the Cross. You will become convinced that God is for you, that all things are working together for good in your life, and that no one ultimately can oppose you with any degree of success. How overwhelming! And how totally undeserved. Truly this is amazing grace.


Group Discussion

  1. What’s your single biggest fear?
  2. An understanding of our great salvation is the perfect remedy for two common ailments. What are they? (Page 4)
  3. Have you ever blamed God when something went wrong?
  4. How do you handle anxiety and stress?
  5. Is there any area where Satan consistently accuses you?
  6. Glance back at the Superbowl story on page 5. How does this affect your understanding of Romans 8:29-30?
  7. How did you respond to Question #4 on page 9?
  8. It’s too easy to keep theology locked up in our brains rather than letting it influence our behavior.
  9. What effect will this chapter have on your daily life?


Recommended Reading

God’s Words: Studies of Key Bible Themes by J.I. Packer (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1981)

The Pilgrim’s Progress by John Bunyan (various editions available, including an inexpensive Penguin Classic)

Romans by John Stott (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1995)

Still Sovereign by Thomas R. Schreiner and Bruce A. Ware, eds. (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 2000)


Notes

  1. Sinclair Ferguson, The Christian Life: A Doctrinal Introduction (Carlisle, PA: The Banner of Truth Trust, 1989), p. ix.
  2. James Cantelon, Theology for Non-Theologians (New York: Macmillan Publishing, 1988), p. 6.
  3. Sinclair Ferguson, The Christian Life, p. 2.
  4. F.F. Bruce, Tyndale New Testament Commentaries—Romans (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1983), pp. 177–78.
  5. James Cantelon, Theology for Non-Theologians, p. 101.
  6. Jerry Bridges, Trusting God (Colorado Springs, CO: NavPress, 1988), p. 71.
  7. Anthony Hoekema, Saved By Grace (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1989) p. 177.
  8. F.F. Bruce, Tyndale New Testament Commentaries—Romans, p. 181.
  9. Sinclair Ferguson, The Christian Life, p. 187.
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