How Can I Change?/Where it All Begins/es

From Gospel Translations

Revision as of 19:29, 9 June 2008 by Cmullery (Talk | contribs)
Jump to:navigation, search
 

Notice: This template is no longer in use. Please use {{Info}} instead.

No hace muchos años comenzó a circular el rumor de que una popular estrella de rock había “nacido de nuevo.” La reacción de la comunidad cristiana fue, como era de esperar, de mucho entusiasmo. Pero cuando se enteró de su supuesta conversión, la estrella de rock pronto puso fin al rumor: “Se informó que yo nací de nuevo. Eso no es verdad. Lo que dije fue que me había metido a la porno de nuevo.”

Unas pocas letras pueden hacer toda una diferencia.

A veces me hago escéptico cuando oigo vagos informes de que se han convertido figuras públicas. Aunque el individuo admita haber tomado la decisión de seguir a Cristo, su vida quizás no refleje el cambio correspondiente. Quizás no haya evidencia de un arrepentimiento, ni ninguna participación en una iglesia local. A medida que los ciudadanos ordinarios observan dichas aparentes contradicciones, concluyen incorrectamente que esto es lo que quiere decir nacer de nuevo.

Medita en 1 Pedro 2:2-3. ¿Cuál es la “leche” que se describe aquí? ¿Por qué es esencial para el crecimiento espiritual la leche pura?

Charles Colson es una notable excepción al patrón. Un anterior abogado y asistente presidencial en la administración del presidente Nixon, Colson fue condenado y encarcelado por su parte en el escándalo de Watergate. Pareció sospechoso cuando, durante ese tiempo, dijo haber entregado su vida a Cristo. Pero esa no era una trama para reducir su sentencia. La conversión de Colson fue genuina, según dejaba ver su nuevo estilo de vida. Su libro, Nacido de Nuevo, ofrece un elocuente y poderoso relato de su auténtico encuentro con el evangelio.

Aunque la frase “nacido de nuevo” se usa comúnmente en la cultura de hoy, sus implicaciones teológicas han sido oscurecidas. Por ejemplo, cuando el boxeador George Foreman, que se había retirado, volvió al boxeo, los locutores deportivos dijeron que su carrera había “nacido de nuevo”. A los políticos que experimentan un retraso y luego vuelven a recuperar la popularidad a veces se les llama nacidos de nuevo. Y muchas personas piensan de los cristianos nacidos de nuevo como un hiperactivo grupo marginal dentro de la iglesia, sin darse cuenta de que el nuevo nacimiento ¡es un prerrequisito bíblico para siquiera ser parte de la iglesia!

“Hacerse cristiano no es comenzar de nuevo en la vida; es recibir una nueva vida para comenzar.”[1]
- Thomas Adams

Hasta el cristiano maduro puede faltar en comprender esta crítica frase. Pero si alguna vez esperamos cambiar como Dios lo quiere, debemos comenzar con experimentar y entender lo que es la regeneración-el nuevo nacimiento. Aquí es donde comienza el proceso entero de la santificación.

1 ¿Cuál de las siguientes frases mejor describe, en tu opinión, lo que significa nacer de nuevo?

(La respuesta está cabeza abajo en la parte inferior de la página)

❏Tomar una decisión de comenzar a vivir una vida mejor

❏Renovar un compromiso con Cristo ya perdido desde hace mucho tiempo

❏Pedir a Dios que te perdone tus pecados y que viva en tu corazón

❏Decir a todos tus antiguos amigos que se van a ir al infierno

❏Ninguno de los anteriores

Contents

La Educación de un Fariseo

La frase “nacido de nuevo” no se originó con el presidente Jimmy Carter. Se originó con Jesucristo. Descubramos dónde la introdujo y cómo quiso que se entendiera mientras escuchamos a escondidas una conversación capaz de doblar el cerebro en el tercer capítulo de Juan.

Nicodemo era fariseo y miembro del concilio judío, el Sanedrín. Era muy respetado en Jerusalén como teólogo y maestro de la ley. En vista de su posición y prestigio, es sorprendente que Nicodemo hiciera una visita privada a Jesús. Después de todo, Jesús carecía de la preparación formal que Nicodemo y sus compañeros tanto valoraban. Además, este conservador rabí acababa de alborotar el templo al insinuar que tenía autoridad única de parte de Dios (Jn 2:13-22). Pero Nicodemo se sintió intrigado por la enseñanza de Jesús, y no podía negar ni rechazar los milagros que sucedían. Así que, con cierto grado de humildad, el prominente religioso privilegiado dijo al carpintero sin preparación académica de Galilea:

Rabí, sabemos que eres un maestro que ha venido de parte de Dios, porque nadie podría hacer las señales que tú haces si Dios no estuviera con él (Jn 3:2).

Respuesta: Ninguno de los anteriores. Para una definición bíblica, sigue leyendo.

Una cosa se podría decir a favor de los fariseos - es que sabían la importancia de la etiqueta. Al dirigirse a Jesús como “Rabí”, Nicodemo expresó respeto por su posición como maestro y demostró disposición para aprender. Pero su próxima frase fue una de las que pronto se arrepentiría: “Rabí, sabemos...”.

No era la manera recomendada para comenzar una conversación con el Hijo de Dios.

Jesús pudo haber confrontado a Nicodemo por su arrogante actitud y pudo haber terminado ahí mismo la conversación. En vez de eso, decidió ayudar a Nicodemo a ver cuán limitado en realidad era su conocimiento. ¿Su método? Un rápido juego de Jeopardy (Peligro) bíblico. Categoría: Regeneración, por $200.

“Raramente tomamos esta enseñanza [de que el hombre no puede entrar al reino de Dios] lo suficientemente en serio, quizás porque nos quita de debajo de los pies los últimos vestigios de nuestra natural suficiencia en nosotros mismos. Subraya la enseñanza bíblica de que nuestra salvación es toda por gracia. ¡Lo único que es necesario es lo que nosotros no podemos hacer!”[2]
— Sinclair Ferguson

“De veras te aseguro”, le contestó Jesús, “que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios” (vs. 3).

La declaración del Señor dejó perplejo a Nicodemo. Él preguntó “¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo?” Nicodemo no podía comprender lo que Jesús quería decir, ni tampoco estaba acostumbrado a que se dirigieran a él de esta manera. Típicamente le tocaba a él dar las respuestas, no buscarlas a tientas. Pueda que haya estado en el templo cuando Jesús, a los doce años de edad, maravilló a los sacerdotes con sus preguntas. Pero Jesús ya no era un adolescente.

Para más estudio: Lee Mateo 19:23-26. ¿Cuál es la posibilidad, aparte de la intervención de Dios, de que la persona entre al reino de Dios?

“Yo te aseguro”, continuó Jesús, “que quien no nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios...no te sorprendas de que te haya dicho: ‘Tienen que nacer de nuevo’” (vs. 5,7).

Pero Nicodemo se sorprendió. De hecho, se escandalizó.

“¿Cómo es posible que esto suceda?” preguntó.

En este momento Nicodemo necesitaba dos aspirinas. Para añadir a su dificultad tenía un sentido de humillación, especialmente cuando Jesús dijo, “Te digo con seguridad y verdad que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto personalmente, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si les he hablado de las cosas terrenales, y no creen, ¿entonces cómo van a creer si les hablo de las celestiales?” (vs. 11-12).

“El nuevo nacimiento no es sólo un misterio que ningún hombre comprende, es un milagro que ningún hombre puede emprender.”[3]
— Richard Baxter

Es fácil mirar con desprecio al humillado erudito, pero sometámonos al mismo examen: ¿Comprendemos lo que Jesús decía sobre nacer de nuevo? ¿Nos sorprendemos ante las declaraciones de Jesús? A menos que hayamos llegado al lugar donde, como Nicodemo, preguntamos, “¿Cómo es posible que esto suceda?”, no es probable que hayamos comprendido totalmente el misterio y el milagro de la regeneración.

Nada Que Contribuir

2 Al enfocarte en las partes individuales de la extraordinaria declaración de Jesús, ¿recibes una nueva percepción?

Tienen

que

nacer

de

nuevo

Lo que Jesús intencionalmente omitió fue toda sugerencia de que Nicodemo tenía personalmente toda la responsabilidad de nacer de nuevo. De hecho, dijo todo lo opuesto: “Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu” (Jn 3:6).

Para más estudio: ¿Cómo es que la paternidad de Abraham de Isaac e Ismael muestra el contraste entre nuestros esfuerzos y los de Dios? (Ve Génesis 21:1-13 y Romanos 9:6-9)

No es difícil ver por qué a Nicodemo le parecieran tan confusos los comentarios de Jesús. Habiendo entendido e interpretado incorrectamente la ley, los fariseos buscaban establecer su propia justicia ante Dios. Nicodemo habrá supuesto que nacer de nuevo (cualquiera que sea el significado) tenía que ver con algún esfuerzo o contribución de su parte. La mayoría de nosotros supondríamos lo mismo. Y es exactamente esa suposición lo que Jesús ponía en duda.

“Tienen que nacer de nuevo” no es un mandamiento para creer en Cristo; es una declaración que clarifica lo que Él debe hacer en nosotros.

“La regeneración es un cambio que Dios hace en nosotros”, escribe C. Samuel Storms, “no un acto autónomo que nosotros desempeñamos por nuestra propia cuenta”.[4]

Pausa por un momento para considerar las asombrosas implicaciones de las palabras de Cristo:

■Aunque absolutamente esencial para la vida cristiana, la regeneración no se puede lograr con el esfuerzo humano.

■Dios es el único autor del nuevo nacimiento; no es un esfuerzo cooperativo.

■La regeneración es una experiencia que debemos tener pero que sólo Dios puede dar.

No es por falta de inteligencia que Nicodemo encontró las palabras del Señor tan confusas; es porque exigían un cambio de paradigma en su modo de pensar. Le revelaron cuán indefenso era y cuánto dependía de la misericordia del Señor.

Antes de seguir, permíteme clarificar un punto. No estoy disminuyendo la importancia del arrepentimiento y la fe. Estas deben caracterizar nuestra respuesta a la regeneración, y son esenciales para la conversión y para nuestra continua santificación. Pero desde mi perspectiva son el resultado del nuevo nacimiento, no la causa. El teólogo A.A. Hodge nos advierte que mantengamos la perspectiva de la Escritura: “Haga lo que haga el hombre después de la regeneración, la primera resurrección de los muertos debe originarse en Dios”.[5]

“Una noche entre semana, cuando estaba sentado en la casa de Dios, no pensaba mucho en el sermón del predicador porque no lo creía. De repente me llegó el pensamiento, ‘¿Cómo es que llegaste a ser cristiano?’ Yo busqué al Señor. ‘Pero ¿cómo llegaste a buscar al Señor?’ En un momento la verdad me pasó por la mente como un relámpago – yo no debí haberlo buscado a Él a menos que haya habido una previa influencia en mi mente para hacer que lo buscara. Yo oré, creía yo, pero luego me pregunté, ¿Cómo es que llegué a orar? Fui inducido a orar al leer la Escritura. ¿Cómo es que llegué a leer la Escritura? La leí yo, pero ¿qué me llevó a hacerlo? Luego, en un momento, vi que Dios estaba detrás de todo, y que era Él el autor de mi fe, y así toda la doctrina de la gracia se abrió ante mí, y de esa doctrina no me he apartado hasta este día, y deseo hacer de esta mi constante confesión, ‘atribuyo mi cambio totalmente a Dios’”.[6]
—Charles H. Spurgeon

Considera esto con cuidado. Aprecia la radical transformación que se exige, y cuán incapaz e impotente eres para producirla. La regeneración es la distintiva obra de Dios solamente. Como dice J.I. Packer, “No es un cambio que el hombre hace algo para efectuar, tal como los infantes no hacen nada para inducir, ni contribuir, a su propia procreación y nacimiento”.[7]No nacemos “por voluntad humana, sino que...de Dios” escribió Juan (Jn 1:13).

Una nueva, justa naturaleza ha sido impartida, de la que Dios es el único autor. Además, tenemos la seguridad de que “el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús” (Fil 1:6). ¡Eso debería producir verdadero regocijo!

Medita en Tito 3:4-7. Reconocer el origen de nuestra salvación (v. 5) fortalece nuestra esperanza de la vida eterna (v. 7).

Ya no necesitamos preguntarnos si nuestra voluntad y autodisciplina son suficientes. No lo son. Ser conformados a la imagen de Cristo no depende de nuestra habilidad. Más bien, podemos confiar respecto a nuestro crecimiento en santidad gracias a la obra definitiva de Dios. Él ha puesto dentro de nosotros una nueva disposición, una pasión por la justicia. “Esto”, dice J. Rodman Williams, “es el milagro más grande que cualquier persona puede experimentar”.[8]

Que Haya Vida

¿Qué es lo que en realidad ocurre cuando uno nace de nuevo?

J.I. Packer dice que la palabra regeneración “denota un nuevo comienzo de vida. . . habla de una renovación creativa efectuada por el poder de Dios”.[9] Cuando Dios te regeneró a ti, te llamó a ser algo que no existía anteriormente. La Biblia lo describe de esta manera: “Porque Dios, que ordenó que la luz resplandeciera en las tinieblas, hizo brillar su luz en nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Cristo” (2Co 4:6). El paralelo aquí entre nuestra regeneración y la creación es intencional. Nuestra regeneración no fue un acto menos creativo de Dios. El mismo Dios que dijo: “Que haya luz” un día nos habló a nosotros y dijo, “Que haya vida”. ¡Y hubo vida!

Medita en 1 Pedro 1:23. ¿Cómo añade esta analogía a tu entendimiento del nuevo nacimiento?

El nuevo nacimiento también se puede ver como una resurrección. Aunque estábamos muertos en pecado y éramos incapaces de alterar esta condición, ahora hemos sido hechos vivos a Dios por la regeneradora obra del Espíritu Santo. El teólogo R.C. Sproul explica esto en mayor detalle:

3 Here’s the situation: You are a youth specialist who counsels kids with a rare mental disorder—They are absolutely convinced they gave birth to themselves. What kind of anxieties would you expect this to produce in them?





(Would you expect to see similar anxieties in Christians who don’t understand God’s role in regeneration?)

The Spirit recreates the human heart, quickening it from spiritual death to spiritual life. Regenerate people are new creations. Where formerly they had no disposition, inclination, or desire for the things of God, now they are disposed and inclined toward God.In regeneration, God plants a desire for himself in the human heart that otherwise would not be there.[10]

“A dead man cannot assist in his own resurrection,” observes W.G.T. Shedd.[11] Had it not been for the gracious work of the Holy Spirit, who gave us a new life complete with a new nature and a new desire to please, serve, obey, and glorify God, we would still be spiritually dead and hostile to God.

Regeneration is distinct from other facets of our salvation. For example, while justification alters our legal status before God (that is, we are declared righteous rather than guilty), regeneration transforms our fundamental nature. This internal change is so radical and extensive that we are now described as new creations. The image of God corrupted at the fall is recreated through the new birth and progressively renewed through sanctification. But unlike sanctification, regeneration is not a process. It does not take place gradually or by degrees. It is a sovereign and instantaneous work of God in our lives.

"Regeneration is a change which is known and felt: known by works of holiness and felt by a gracious experience.[12]
—Charles H. Spurgeon

Please don’t misunderstand me. Not everyone is regenerated with all the dramatic experiences Paul had. Here is a man who was supernaturally blinded for three days and audibly addressed from heaven. Yet Paul wasn’t the only person born again in the Book of Acts. When Lydia heard the gospel at a women’s prayer meeting, “The Lord opened her heart to respond to Paul’s message” (Ac 16:14). That’s all there was to it. Paul’s eyes were temporarily blinded, and Lydia’s heart was quietly opened. Different experiences,yet the result was exactly the same.

For Further Study: Who is “the one who makes men holy”? (Hebrews 2:11) For what stages of our sanctification is he responsible? (Hebrews 12:2)

Often we are tempted to measure the authenticity of a conversion by the experiences accompanying it. Everyone enjoys hearing about the gang leader or drug dealer whose life is dramatically changed. But suppose you’re a Lydia. You were just driving along in the car one day, listening to a tape somebody had loaned you, and with nobody to witness it God gently opened up your heart. You didn’t hear any voices, the car didn’t swerve off the road. Nothing dramatic. But by the time you got to work you knew, even if you couldn’t explain it, that something significant had happened. You were different. You had been born again.

I’ve had the privilege of visiting the spot in England where John Wesley was born again. Consider his simple account of that moment: “I felt my heart strangely warmed within me.” Hardly what one would describe as an explosive experience, and yet the validity and impact of Wesley’s regeneration is undeniable.

4 In the space below, or at the bottom of this page, draw a simple timeline of your life, starting at birth and extending to the present. Then indicate when you experienced each of the following: regeneration, justification, sanctification, repentance, and faith. Which happened at a specific point in time? Which are ongoing?





Whether discreet or dramatic, each new birth has this in common: it has been exclusively and entirely authored by God. The plot and the characters are unique, but the story line is always the same. We are new creations. The old has gone, the new has come.

A Futile Resolution

It’s not only in his gospel that we find John including remarkable statements about regeneration. Let’s close by looking at these startling words: No one who is born of God will continue to sin, because God’s seed remains in him; he cannot go on sinning, because he has been born of God. (1Jn 3:9)

Have you ever read this verse and been confused? It can’t possibly mean what it says...can it? Few people can exist even an hour or two without sinning in some way or another. Perhaps the real meaning of the verse got lost in translation. On the other hand, we worry, What if it is accurate? That doesn’t seem to be my experience...Does this mean I haven’t been “born of God”?

John isn’t implying that real Christians are incapable of sinning. That’s evident from the first chapter of this same letter, where he wrote, “If we claim to be without sin, we deceive ourselves and the truth is not in us” (1Jn 1:8). No—sin is still very much present, and though its dominion over our lives has been destroyed, we could yield to its influence at any time. But in writing that those born of God “cannot go on sinning,” John shows that regeneration has made us incapable of continuing to sin.

John’s meaning in this passage, according to Anthony Hoekema, is that the Christian “does not keep on doing and enjoying sin, with complete abandon...[H]e or she is not able to keep on sinning with enjoyment, to keep on living in sin.”[13] John R.W. Stott sums it up more simply: “The believer may fall into sin, but he will not walk in it.”[14]

Do you see the difference?

"Regeneration occurs primarily in the central area of man’s being, namely, his heart or spirit. In this deepest level of human existence there is a decisive change."[15]
—J. Rodman Williams

Suppose I were foolish enough to test John’s assertion by making this personal resolution: “In the next six months I will seek to develop a lifestyle of sin.” This obviously is not something I would desire or recommend. However, I don’t believe I would be able to carry out such a resolution. Why? Because I have been born of God. I now have a new heart, a new life, and a new inclination to pursue righteousness and please God. Though I still commit sins, because of his regenerating power I am incapable of devoting myself to sin or continuing in it. I will never again be able to enjoy sin as a lifestyle. Only a divine act could have accomplished this.

Meditate on Ephesians 4:22-24. What characterizes the “new self” we have become through regeneration?

No longer are we helpless or defenseless in our daily confrontation with sin. We are not destined to walk in continual disobedience and defeat. God has internally, supernaturally, and fundamentally transformed us. We now possess the desire and ability to please him for the rest of our lives. Motivated and empowered by grace, we can anticipate a lifetime of progressive and definitive change.

This is where sanctification begins—in the security and confidence that we have been born again, not by our own effort but by the power and purpose of God.

Group Discussion

  1. What are some words that a non-Christian might use to describe a typical “born again” Christian?
  2. What is one possible reason celebrity conversions are so frequently superficial?
  3. Thomas Adams has written, “Take away the mystery from the new birth and you have taken away its majesty.”[16]What makes regeneration mysterious?
  4. Is it a struggle for you to believe that God was solely responsible for your rebirth?
  5. If Lydia and Paul represent the extremes of the born again experience, where would you be on the spectrum?
  6. Discuss the timeline you sketched on page 21. Any questions about the sequence of salvation?
  7. Read Hebrews 12:2. How does this “unconditional guarantee” affect your view of sanctification?
  8. Has this chapter prompted you to think differently about the new birth?

Recommended Reading

The Christian Life by Sinclair Ferguson (Carlisle, PA: The Banner of Truth Trust, 1989)

God’s Words by J.I. Packer (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1981)

References

  1. Citado en R.C. Sproul, Born Again: Leader Guide (Orlando, FL: Ligonier Ministries, Inc., 1988), capítulo I, p. 14.
  2. Sinclair Ferguson, The Christian Life (Carlisle, PA: The Banner of Truth Trust, 1989), p. 55.
  3. Citado en R.C. Sproul, Born Again: Leader Guide, capítulo III, p. 20.
  4. C. Samuel Storms, Chosen for Life (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1987), p. 108.
  5. Citado en R.C. Sproul, Born Again: Leader Guide, capítulo III, p. 19.
  6. Charles Spurgeon, Autobiography, 1 (Edinburgh: Banner of Truth Trust, 1962), pp. 164-65.
  7. J.I. Packer, God’s Words (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1981), p. 151.
  8. J. Rodman Williams, Renewal Theology, Volume II: Salvation, The Holy Spirit, and Christian Living (Grand Rapids, MI: Zondervan Publishing House, 1990), p. 37.
  9. J.I. Packer, God’s Words, pp. 148-149.
  10. R.C. Sproul, Essential Truths of the Christian Faith (Wheaton, IL: Tyndale House, 1992), pp. 171-172.
  11. Quoted in R.C. Sproul, Born Again: Leader Guide, Chapter III, p. 19.
  12. Quoted in R.C. Sproul, Born Again: Leader Guide, Chapter II, p. 17.
  13. Anthony A. Hoekema, Saved by Grace (Grand Rapids, MI: Eerdmans Publishing Co., 1989), p. 100.
  14. John R.W. Stott, The Epistles of John (Grand Rapids, MI: Eerdmans Publishing Co., 1964), p. 136.
  15. J. Rodman Williams, Renewal Theology, Volume II, p. 50.
  16. Quoted in R.C. Sproul, Born Again: Leader Guide, Chapter II, p. 16.
Navigation
Volunteer Tools
Other Wikis
Toolbox